Los habitantes de la casa son una familia de viajeros que recorrió el mundo en busca de inspiración y modelos de comunidades sostenibles y que decidió echar raíces en este rincón maravilloso de Bahía, buscando que la casa materializase los principios y valores que ellos mismos adoptaron para su vida. A partir de aquí surge el deseo de tener una casa orgánica que respete, lo máximo posible, la topografía natural del terreno y que cause el mínimo impacto ambiental durante todo su ciclo de vida, brindando todas las comodidades necesarias para un grupo familiar.
Arquitectura orgánica
Nuestro trabajo se inserta en la corriente de la arquitectura orgánica, desarrollada a inicios del siglo XX por nombres comoFrank Lloyd Wright, Antonio Gaudí y Hugo Häring, entre otros.
En la arquitectura orgánica todo el edificio es visto como un organismo vivo, cada parte debe reflejar y expresar su función específica, que emerge del contexto en el cual está inserto, por eso, al desarrollar un proyecto, nuestro objetivo es crear espacios capaces de transmitir el pulso de la existencia y reflejar la individualidad humana.
El diseño orgánico considera no sólo las necesidades físicas de los usuarios, si no también aspectos psíquicos y espirituales. El proceso creativo incluye estudios sobre la personalidad del cliente, la calidad del lugar a ser construido, y las perspectivas de desarrollo del ser humano que habitará el edificio en cuestión. El resultado de todo ello es el bienestar pleno de cada persona que vive, convive o trabaja ahí.
Tal como la concebimos, debe estar intrínsecamente vinculada a técnicas de bioconstrucción. Priorizamos por tanto, el uso de materiales naturales, como madera, bambú y tierra, además de instalar sistemas sustentables para la captación de agua pluvial, saneamiento ecológico y energía fotovoltaica, todo ello junto con los principios de la arquitectura bioclimática, con énfasis en la iluminación y ventilación naturales.
Así, la combinación entre arquitectura orgánica y bioconstrucción asociada con la tecnología, resulta, no solo en la reducción del impacto ambiental, sino también en la creación de ambientes más originales, saludables e inspiradores para los seres humanos.
El proyecto
En este proyecto se siguieron criterios ecológicos para la selección de los materiales, se analizó el origen, durabilidad, mantenimiento y fin de vida de los mismos. Se recuperaron todos los materiales posibles de la anterior edificación, y se eligieron otros materiales reutilizables:
Gran parte de la construcción fue realizada con madera de demolición.
Los pilares y las vigas fueron reutilizadas de un antiguo puente y el pilar central de la casa es de una gran “aroeira”, un árbol de crecimiento lento cuya madera densa y dura no se pudre, no requiere tratamiento y resiste plagas comunes en este clima, en el pasado fue un poste de la luz en la ciudad debido a estas propiedades.
Las ventanas del estudio de música fueron reutilizadas de neveras industriales, excelentes debido a sus propiedades acústicas.
Se ha reutilizado la tierra extraída al realizar el terraplenado.
La reutilización de estos materiales aportó unas características singulares, además de enriquecer la propia historia de la casa.
La obra
Las paredes de la estructura fueron levantadas con diversas técnicas de construcción con tierra. Algunas con sistemas vernaculares como quincha (muros tejidos, entramados de madera rellenos de barro) y adobes, otras con técnicas más recientes o importadas, como hiperadobe y cordwood (mampostería con leña: filas de troncos dispuestos de forma transversal, usando mortero de tierra).
Como premisa, se ha construido con material de procedencia local, cuando ha sido posible.
La diversidad en el uso de estas técnicas aportó mayores propiedades estructurales y estéticas al edificio que, sumado al revoque de barro con pintura de tabatinga (arcilla blanca), trajo armonía y continuidad a los espacios.
Las únicas paredes en las que no se aplicó revoque son las de cordwood, en la cocina y la pared de adobes en el comedor. Ambas destacadas por la geometría y diversidad de tonos de la tierra de la región.
En términos de diseño arquitectónico, el principal desafío para mantener bajo el mantenimiento energético del edificio, fue desarrollar estrategias pasivas de confort en el clima caliente y húmedo, típico de Bahía, sin desaprovechar la vista privilegiada hacia el sur.
Distribución
La residencia se distribuye en dos plantas. En la planta baja se ha dispuesto el área social, y en la planta alta el área privada.
Al entrar, la doble altura del comedor y la sala le da grandiosidad al espacio. La ausencia de paredes entre la cocina y el comedor-sala da amplitud, al tiempo que apoya la interacción de los integrantes en los diferentes ambientes.
En esta planta también se encuentra la oficina, el estudio de música, y el baño, espacios ubicados estratégicamente para aprovechar al máximo la luz y la ventilación natural.
El gran espacio para la contemplación es la terraza junto a la sala, con una vista privilegiada del paisaje de la zona.
Subiendo las escaleras, ya en una zona más privada, se encuentra el pasillo que da acceso a los dos dormitorios y al baño. Reciben luz natural tanto del este como del oeste. Las dos habitaciones fueron dimensionadas para satisfacer las necesidades de la familia y ambas tienen acceso al balcón exterior y a los techos verdes que permiten el uso recreativo del techo vivo.
Solución bioclimática
La solución adoptada fue construir un pie derecho doble, creando varios niveles en los tejados, lo que permite la entrada de luz por la mañana y la salida del aire caliente por convección natural.
Esta solución enriqueció notablemente el lenguaje arquitectónico de la vivienda, además de incentivar la iluminación y ventilación natural.
Para el tejado se optó por teja cerámica y cubiertas ajardinadas que, por sus propiedades de inercia térmica, retardan el calentamiento interior y mantienen una temperatura agradable.
Esta cubierta verde también ofrece el uso recreativo de la terraza natural.
Saneamiento
El sistema de saneamiento se ha realizado con círculos de bananeras para las aguas grises provenientes de la ducha, lavamanos, lavaplatos y lavadora.
Este sistema consiste en crear un círculo receptor del agua, relleno con materia orgánica (troncos y ramas) y plantado con bananas alrededor, que se alimentan de esta agua, pasando rápidamente a ser masa vegetal y, finalmente, frutas comestibles.
Un detalle importante es la capa de tierra arcillosa que está al fondo del círculo de bananas, que ayuda a impermeabilizar y desacelerar la absorción de agua hacia la tierra.
Dirigimos las aguas de descarga a un biodigestor industrializado (Fortlev), la elección se basó en la eficiencia y la seguridad, ya que se trata de aguas con patógenos y no queremos contaminar el suelo.
Esta forma ecológica de tratar las aguas provenientes de la casa invita a los habitantes a utilizar productos de limpieza de origen natural, cerrando así el ciclo de cuidados de la tierra y del agua.
Instalaciones
Para este proyecto se eligieron paredes de quincha para colocar las redes eléctricas e hidráulicas, facilitando la instalación por el interior de las paredes de tierra.
Para las instalaciones eléctricas se utilizaron materiales convencionales, siguiendo la norma brasileña ABNT NBR 5410 y NBR 7198.
Conclusión
Este proyecto se sincronizó con un programa de aprendizaje de capacitación que enseña a principiantes y profesionales a usar técnicas de construcción natural y arquitectura orgánica y aplicarlas en sus propios proyectos.
Fue un desafío de diseño muy complejo por varias razones: el uso de varias técnicas de bioconstrucción, la exigencia de mucha mano de obra, la participación de decenas de personas provenientes de distintos continentes durante un año.
Un gran logro fue el hecho de que tras este programa de aprendizaje en obra, varias personas formaron sus propios equipos de bioconstrucción; participar en esta experiencia les dio la confianza para emprender su propio camino profesional en el campo de la bioconstrucción. Fue un desafío de mucha complejidad pero con resultados muy satisfactorios tanto para nosotros como para quienes participaron en el equipo de construcción y, por supuesto, para sus habitantes.
Ficha técnica
Dirección Irina Biletska y Gonzalo Nadal. Construcción: Gonzalo Nadal, Randolfo Barros y equipo. Año de construcción 2018-2019.
Materiales
Tierra: del lugar. Madera: nativa comprada en tienda y reutilizada de demolición. Troncos para cordwood: del lugar. Instalación eléctrica: convencional. Fontanería: polipropileno. Biodigestor: Fortlev. Otros: tejados de tejas de cerámica, techo verde. Hiperadobe: sacos de la marca SolPack. Ladrillos de adobe: producción in situ.
Irina Biletska & Gonzalo Nadal. Trabajan con bioconstrucción y arquitectura orgánica. Tienen 15 años de experiencia internacional. Cuentan con una red de profesionales en todas las áreas de sustentabilidad. Construyen en Serra Grande (una de las últimas perlas de Bahía, Brasil) y diseñan por todo el mundo.
Irina Biletska. Arquitecta. Natural de Ucrania, en sus viajes e investigaciones por el mundo, aprendió y compartió sobre arquitectura orgánica, permacultura, bioconstrucción y co-creación de proyectos. Reside en el sur de Bahía desde el año 2011, donde ha realizado más de 50 proyectos integrando varias técnicas con tierra, bambú, techos verdes y sistemas de ingeniería sustentables. Trabaja con arquitectura orgánica y técnicas de bioconstrucción desde 2005. Titulada en métodos de arquitectura orgánica en Goetheanum (Basel, Suiza), seminarios de “International Forum of Man and Architecture” (IFMA, Alemania) e “International Forum of Applied Intuition” (Berlín, Alemania), Diseño participativo en Damanhur (Italia). PDC con Bill Mollison, bioarquitectura con Johan Van Legen en Tibá (Brasil). Con proyectos en Brasil, Ucrania, Turquía, México y Argentina.
Gonzalo Nadal. Natural de Argentina, desde 2012 trabaja con bioconstrucción. En Patagonia trabajó durante 5 años en equipo con el arquitecto Marco Aresta (Portugal) especializándose en técnicas de construcción natural, tecnologías apropiadas e ingeniería adecuada para climas fríos, enfrentado desafíos de mercado con soluciones innovadoras y sustentables. Actualmente coordina el equipo de bioconstrucción de la arquitecta Irina Biletska, integrando experiencias del sur y del norte.
Artículo publicado en la revista EcoHabitar Nº71 Otoño 2021
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