Existe un movimiento creciente para construir comunidades regenerativas e iniciativas lideradas por la comunidad en áreas urbanas (vecindarios, proyectos y organizaciones), que responden a diferentes necesidades: el aislamiento y la soledad que se vive a menudo en los grandes centros urbanos, el alto coste de vida que lleva a las personas a compartir, o la voluntad de vivir de una manera menos dañina para el medio ambiente y más comunitaria. La ciudadanía se interesa activamente por la gobernanza y la gestión de su ciudad, aboga por el tipo de ciudad que cree necesitar. Las comunidades están desarrollando una visión para sus edificios, calles y vecindarios, actuando de acuerdo con esa visión. Como embajadora de la red global de ecoaldeas Global Ecovillage Network (GEN), puedo decir que, a nivel mundial, las ecoaldeas han pasado décadas investigando formas colaborativas e interconectadas de regeneración social, ecológica y económica.
Cuando, como GEN, hablamos de crear comunidad en áreas urbanas, no nos referimos específicamente a comunidades residenciales, sino a crear “el espíritu de comunidad”, una comunidad de confianza y apoyo mutuo, relaciones colaborativas y significativas en vecindarios, casas comunitarias, proyectos y organizaciones
Salud en los ecosistemas
El aspecto regenerativo proviene del concepto de desarrollo regenerativo, que significa crear salud en los ecosistemas. Implica un enfoque sistémico ya que el énfasis está en las conexiones entre los diversos elementos involucrados. Cuanto más integrado esté el sistema, más facilitará su regeneración. Las diversas formas de relación presentes en una ecoaldea permiten a las personas conocerse mejor y comprender la complejidad de los sistemas vivos, así como aprender sobre la esencia de la vida comunitaria, de la cooperación y la interdependencia. Al observar la naturaleza y los sistemas vivos, estas comunidades pueden crear ciclos virtuosos que no solo contribuyen a la regeneración ambiental, sino también al empoderamiento de la comunidad y al fortalecimiento de las economías locales, estableciendo las bases de una cultura regenerativa.
Las comunidades urbanas regenerativas son un campo de enfoque relativamente reciente para GEN, ya que la regeneración es un concepto emergente y la mayoría de las ecoaldeas y comunidades involucradas tienen sus raíces en áreas rurales. Al mismo tiempo, GEN es hogar de ecoaldeas urbanas y proyectos comunitarios sostenibles, como LA Ecovillage, una comunidad urbana de 27 años en Los Ángeles, EEUU, As One Community, una comunidad de red urbana en Suzuka, Japón y Christiania, una comunidad intencional de unos 900 residentes en Copenhague, Dinamarca, fundada en 1971 y considerada un distrito autónomo.
Comunidades urbanas regenerativas: ciudades inclusivas
Hay muchas razones y vías de acceso diferentes que llevan a las personas a unirse o crear comunidades urbanas regenerativas. Además, existen diferentes tipos de comunidades para diferentes propósitos. Hay opciones residenciales y otras más colectivas (1-2-3 en la tabla de arriba) y opciones no residenciales y menos colectivas (4-5-6 en la tabla de abajo).

Los tipos de comunidades urbanas más comunes:

Regenesis Group (2019) es un grupo de pioneros en el desarrollo regenerativo, afirma que los practicantes regenerativos deben participar simultáneamente en un trabajo tridimensional:
- Autodesarrollo.
- Crecer como comunidad, como equipo.
- Mejorar la salud del sistema en el que vive.
La siguiente figura, inspirada en Regenesis Group, ilustra este trabajo:

“El desarrollo regenerativo se basa en la creencia de que no podemos realizar las transformaciones externas que imaginamos para el mundo, sin realizar transformaciones internas en la forma de cómo pensamos y quiénes podemos ser” (trabajo de Regenesis Group, 2019).
Entonces, ¿cómo podemos empezar a trabajar con la comunidad de un lugar denso y poblado como una ciudad? Debemos encontrar la escala adecuada: comenzar con algo pequeño (“menos es más”). Algunos puntos de partida pueden ser: una casa compartida, una oficina compartida, la creación de redes en el edificio o calle, relocalizar de global a local (GEN, 2019).
Infraestructuras sociales y creación de lugares en las comunidades regenerativas
A menudo, cuando pensamos en infraestructura, nuestra mente se concentra en el tránsito, las carreteras, los puentes y otros elementos de infraestructura que componen nuestras ciudades. Estos sistemas son componentes necesarios de una red que mantiene nuestra vida diaria funcionando sin problemas. Sin embargo, es igualmente importante un concepto un poco más abstracto: el de infraestructura social. Eric Klinenberg (2018) explora este concepto, a través de su historia y su efecto en escuelas, vecindarios, bibliotecas y otros elementos de la vida pública. Klinenberg sostiene que hemos descuidado la infraestructura social en detrimento de nuestras comunidades. La idea del «tercer lugar», o espacio para reunirse fuera del hogar o del trabajo, ha persistido como un requisito para un público vital y próspero.
Desafortunadamente, a pesar de los numerosos beneficios, la cantidad de espacio público gratuito y accesible ha disminuido. Muchos de los espacios públicos en las ciudades son negocios de propiedad privada, como cafeterías y restaurantes y, por lo tanto, no son espacios de reunión ideales, ya que requieren pago para acceder. Mientras tanto, las instituciones financiadas con fondos públicos, como la biblioteca, son las primeras en ser objeto de recortes en el presupuesto de la ciudad. En “Lugares para la gente”, Klinenberg tiene la visión de crear espacios más equitativos y saludables, de manera similar a las ideas mencionadas.
Por ejemplo, Filadelfia promovió una iniciativa para remediar lotes baldíos en zonas de bajos ingresos en la ciudad, y este esfuerzo ha reducido notablemente el crimen y ha creado espacios verdes saludables y mantenidos para comunidades que tradicionalmente han sido marginadas en la exploración de iniciativas ecológicas. La atención a la infraestructura social también puede incorporarse a los proyectos más materiales que necesitan desesperadamente abordar la creciente amenaza de daños causados por el cambio climático.
Esto incluye planes como el proyecto Living Breakwaters de Kate Orff, así como la atención de Singapur a los espacios públicos diseñados para responder a las inundaciones. El espacio compartido puede beneficiar enormemente a las ciudades, a las comunidades y enriquecer la vida de las personas.
La resilencia social
La resiliencia social es una característica que describe la capacidad de una comunidad para prosperar durante tiempos de inestabilidad y para adaptarse, organizarse y crecer en respuesta a cambios o interrupciones. Estas habilidades dependen, de manera importante, del grado en que las personas se sientan conectadas entre sí. Los espacios públicos pueden ayudar a crear y mantener esas conexiones, aumentando la resiliencia después de un desastre: parques, aceras, calles, escuelas, bibliotecas, redes de transporte, cualquier cosa perteneciente al ámbito público es nuestra infraestructura social cotidiana. Aquí es donde tienen lugar las interacciones sociales planificadas y casuales, fortaleciendo el sentido de comunidad de una persona y reduciendo el aislamiento. Los espacios públicos bien diseñados sirven como lugares donde las conexiones sociales se desarrollan y se mantienen. Funcionan mejor cuando hay razones para detenerse y quedarse, cuando cultivan un sentido de pertenencia y propiedad entre diversas personas y grupos.
Los espacios públicos inclusivos pueden apoyar la salud más equitativamente y de diversas formas (Gardner, 2019):
- Ser accesible y acogedor.
- Ofrecer un sentido de lugar y pertenencia a más de un grupo de personas.
- Reflejar valores sociales compartidos, como la dignidad y el respeto.
- Promover la confianza y la participación en los procesos e instituciones públicas.
- Apoyar la interacción social diversa y vibrante.
- Permitir que las personas utilicen el espacio público de forma flexible, para realizar actividad física, relajación, socialización, eventos y más.
- Apoyar y mantener los activos y las fortalezas naturales de un lugar y su gente, incluidos los sistemas sociales y los ecosistemas.
- Proporcionar un punto de conexión para redes y recursos comunitarios.
Espacios compartidos
Al crear este valor compartido, la creación de espacios (Project For Public Spaces, 2007): “inspira a las personas a reimaginar y reinventar colectivamente los espacios públicos como el corazón de cada comunidad. Al fortalecer la conexión entre las personas y los lugares que comparten, la creación de lugares se refiere a un proceso de colaboración mediante el cual podemos dar forma a nuestro ámbito público para maximizar el valor compartido”.
Por ejemplo, la creación de lugares tiene mucho que ofrecer a la geografía emergente de los distritos de innovación, condensando valores compartidos en las ciudades, haciendo de la innovación una identidad (visible y pública). Aquí se celebra la diversidad, mezclando la innovación con una variedad de otros usos, además de crear continuidad con las personas y lugares existentes.
Uniendo personas
Estos lugares unen a las personas por la sociabilidad y la proximidad, para que las cosas estén juntas en el suelo (no solo en un mapa). La movilidad se conecta con la ciudad y la región, en general, a través de múltiples modos de transporte. La flexibilidad permite experimentar, observar y repetir. Un distrito no puede seguir ninguno de estos principios sin enfrentarse al tema de la gobernanza, que puede empezar con la mejora de los espacios públicos.
La creación de lugares, como proceso, reúne a personas de todas las disciplinas, sectores e intereses, y proporciona pequeñas ganancias tangibles que forman la base de la confianza compartida para esfuerzos más grandes. Con una inversión relativamente pequeña, la creación de lugares puede producir, literalmente, el terreno común para una visión amplia e inclusiva del distrito de innovación que crea unidad (Storring y Walker, 2016).
La identidad de un lugar (identidad de lugar) es una extensión de nuestra propia identidad (identidad personal) y viceversa. Lo que está afuera también está adentro. ¿Cómo es la ciudad en la que quieres vivir? ¿Cómo es el mundo urbano en el que todos queremos vivir? Podemos crear el mundo por el que queremos ser definidos.
*Rita Trombin es psicóloga ambiental y Living Future Member* *Una membresía en el Instituto que apoya su desarrollo profesional y anuncia su compromiso de crear un Living Future. Juntos, avanzan en el conocimiento crítico, fortaleciendo la comunidad local de construcción ecológica.
Referencias
Gardner, J. (2019). The Inclusive Healthy Places Framework: A New Tool for Social Resilience and Public Infrastructure. Biophilic Cities Journal, Vol. 2/No. 2.
Global Ecovillage Network (2019). Regenerative Urban Communities Manual. Unpublished, available on online at: https://ecovillage.org
Klinenberg, E. (2018). Palaces for the People. New York: Crown.
Project For Public Spaces (2007). What Is Placemaking? Available Online at: https://www.pps.org/article/what-is-placemaking
Regenesis Group (2019). Regenerative Development & Design. Available Online at: https://regenesisgroup.com/the-regenerative-practitioner/program
Storring, N. & Walker, M. (2016). 8 Placemaking Principles for Innovation Districts. Available Online at: https://www.pps.org/article/eight-placemaking-principles-for-innovation-districts.
Artículo publicado en la revista EcoHabitar Nº69 Primavera 2021