La segunda ley de la termodinámica sentencia que un sistema cerrado tiende hacia la entropía de manera irreversible, al desorden. La historia demuestra que las civilizaciones desaparecen, en Mesopotamia por salinización, en Isla de Pascua por desforestación, en Roma por agotamiento, en Mesoamérica por sequía; ¿aquí? Según Darwin la evolución está marcada por la desaparición de las especies. De todas las que han existido en la Tierra, compartimos actualmente existencia el 0,01%. Si el orden físico, el social y el biológico tienden a disolverse, ¿alguien cree que “nosotros” no? Por cierto, las últimas noticias del Bitcoin parecen seguir el curso de las Puntocom 25 años después. Lo virtual colapsa igual.
Pero Stonehenge y las pirámides siguen ahí. Y Gaia, claro. Lovelock la definió como “una ciudad compleja que implica biosfera, atmósfera, tierra y mar; constituyendo un todo retroalimentado en busca de un entorno fisicoquímico óptimo para la vida en la Tierra”. Carlos de Castro aclara incluso que la Gaia Orgánica “se autorrepara, tiene metabolismo propio, recicla la materia, evoluciona y es teleológica”, tanto como para diseñar y sostener los largos procesos tectónicos de las piedras calizas que siguen ahí. Quizá, la complejidad actual en los intercambios de información esté haciendo a Gaia más sostenible. Si así fuera me encanta saberme a su servicio ahora mismo.
Pero Stonehenge y las Pirámides son ruinas de sus civilizaciones. ¿Vamos hacia la ruina? Si lo hacemos como las ruinas habitadas de Aguilar, el Real Fuerte de la Concepción o el jardín de Santa Catalina, ¡arruinémosnos!
Además de interjección para detenerse, el ¡So! nos abaja y nos recuerda la inhalación que introduce en nuestro interior la atmósfera entera respirada por millones de seres desde hace millones de años. Alto al final de la frenada, para reparar lo anterior y para preparar lo siguiente. Lábilmente. Para separar, comparar y amparar lo imparable. Sin resistencias ni desenfrenos. Ni dejar a nadie malparado, disparado ni acaparado por otros. ¿Y entonces (so, en inglés)? Construid una mampara que nos equipara ante lo que el destino nos depara. Este colapso como evolución con Gaia. Pico de recursos industriales. Parada de los flujos oceánicos y atmosféricos. Sexta gran extinción de especies. Enésimo colapso civilizatorio humano. Como dice Turiel, “todo normal y bien”. Las detenciones serán masivas. So, what?
Muévete. La mampara es una partición ligera y móvil. Llévala encima como ecotono. El destino es la estación de tu propósito. Sube o baja. Para o sigue. ¿Para qué? Practica primero el Akaash mudra.
Respira. Estás de paso. En mudanza y en reposo. Observa y sé lo observado. Suelta. El agua que has bebido pasa por tus riñones 300 veces antes de ir a la vejiga. Cada vez recupera algo valioso y filtra lo que no necesita. Sé riñón en tu observación. Pasa por el filtro de Gaia. Disuélvete en su agua, que ha pasado por cavernas y tormentas desde eones. Sigue el propósito de Gaia. Haz hábitos, habita la integración entre especies. Sé en el mundo como en tu cuerpo es una célula. Vive tu llamada. Disuélvete después en los ciclos de Gaia. Hasta entonces, baila, cae, rueda, gira inmóvil y para junto a otros improvisando un contacto espacial, temporal, orgánico y funcional. Parad. Equiparaos. Disolveos. Se acabó.
No sé si volveré en esta forma. Quizá formando parte de algo amorfo. Perfecto. So. Ham.
Primera parte de Co Lap So. Aquí.
Segunda parte de Co Lap So. Aquí.
Tercera parte de Co Lap So. Aquí.
Artículo aparecido en la revista nº 74 de EcoHabitar en verano de 2022. Puedes adquirir el número en papel aquí.