Lo que se espera comunicar con este artículo es:
- Que el sistema económico en el cual vivimos ESTÁ “loco”, pero la base de su locura es fácilmente entendible y por lo tanto se puede cambiar.
- Que tu supervivencia económica en el futuro cercano, al igual que la supervivencia de muchas especies del planeta (incluida la nuestra) depende totalmente de ese cambio, que además mejorará el estándar de vida de todos.
- Que este cambio ya está en marcha; que es un proceso interesante, estimulante y muy creativo en el cual tú puedes participar, y que de hecho te necesita, como persona bien informada y activa.
Muchas innovaciones en distintos campos han surgido de personas “no expertas” y, muy probablemente, porque no tienen la rigidez ni los conceptos previos que pueden obstruir la creatividad y el pensamiento lateral necesarios para cuestionar e innovar de verdad. Einstein nos advirtió de que “los problemas no se pueden resolver con la misma mentalidad que los ha creado” – hay que pensar fuera de los esquemas existentes.
Así que si piensas que “no entiendes nada de economía” estás en muy buena compañía y a la vez muy probablemente ya entiendes (por lo menos a nivel intuitivo) lo fundamental que no admitirían la mayoría de economistas profesionales: o sea, que el sistema económico dominante es inherentemente injusto, está fuera de control y nos está matando a todos.
Que la justicia no es un criterio de importancia en el diseño del sistema económico actual se evidencia ampliamente en el hecho de que, a pesar de toda la gama de programas “anti-pobreza” que se han intentado durante décadas, los ricos son cada vez más ricos, y los pobres más pobres y más numerosos. Esto es un patrón que se encuentra tanto a nivel de clases (los pobres y los ricos) como a nivel global (tercer y primer mundo). Esto no ocurre por coincidencia ni por mala suerte sino que es una consecuencia lógica de cómo está diseñada la cosa: “un fallo sistémico”.
Hay bases consustanciales a nuestra economía que nos desequilibran incluso a nivel inconsciente, porque son fundamentalmente injustas; son formas de transferir bienes y riquezas sistemáticamente a unos pocos a costa de los demás. Pero son tan parte de nuestras vidas que hablar de ellas es un poco como hablar a un pez sobre el agua. Una de ellas es el concepto de la tierra como propiedad privada; otra es el concepto del interés.
En nuestro sistema, el dinero está diseñado de forma que las ganancias por intereses pueden a su vez cobrar interés, lo cual es matemáticamente insostenible: una “locura” muy básica y central. Si reflejamos en un gráfico el crecimiento del dinero cobrando este tipo de interés en el tiempo, surge una forma muy particular, que matemáticamente se llama curva exponencial, y que biológicamente se reconoce como la curva de un sistema enfermo: como la multiplicación de un virus o de las células de un cáncer.