Dependemos de un sistema inmunológico fuerte, capaz de hacer frente a los «ataques» del exterior. Una alimentación saludable, suficiente ejercicio al aire libre, un equilibrio adecuado entre trabajo y ocio y un sueño suficiente son factores que nos permiten afrontar el día a día fortalecidos.
Hay otros factores que también inciden en nuestra salud. Los humanos pasamos cerca del 90% de nuestro tiempo en espacios cerrados. Esta es una buena razón para mirar más de cerca nuestro entorno, que ahora, debido a las medidas de contención, hemos podido conocer más íntimamente.
La bioconstrucción incide en la idea de un clima ambiental saludable en las viviendas y lugares de trabajo, de esta «tercera piel» de la que hablaba Hundertwasser, que logra que las personas usuarias vean fortalecido su bienestar.
Por otra parte, dentro de un espacio cerrado ocurren fenómenos y acciones que alteran constantemente el clima interior, exhalamos e inhalamos, consumimos oxígeno, expulsamos dióxido de carbono, se libera humedad y células de los cuerpos, se crean olores, se desprenden fibras de los materiales, vapores cuando se cocina, nos duchamos…., todo esto dentro de un espacio cerrado. De forma natural algunos factores hacen que sintamos que algo no va bien, sentimos incomodidad, ligero dolor de cabeza y de forma instintiva abrimos la ventana para dejar que el aire fresco inunde la habitación, mejorando la calidad del aire en el interior. Es interesante saber que según una investigación realizada en Japón, los lugares cerrados y mal aireados aumentan las posibilidades de contagio del C19 hasta en 18 veces, lo que nos da una idea de la necesidad de espacios saludables.
La envolvente de la habitación no es simplemente una masa de material muerto, sin vida, sino que influye, de forma decisiva, en el clima interior. Los materiales de construcción y la forma de su aplicación pueden apoyar y mejorar la calidad del aire de la estancia o todo lo contrario. Por ello, es tan importante elegir materiales adecuados para generar un espacio con la mayor calidad posible.
Materiales como la madera maciza, la arcilla, la cal, los yesos y las pinturas naturales pueden absorber el exceso de humedad y también pueden devolverla a la habitación cuando está demasiado seca; algunos absorben olores, otros actúan como desinfectantes.
El cambio climático nos traerá una necesaria adaptación y un nuevo modelo de vida, debemos rodearnos de las mejores condiciones posibles para hacer frente a una realidad diferente.
Y es ahora cuando tenemos la oportunidad de ser conscientes de la necesidad de una construcción saludable y un hábitat que nos proteja de estas nuevas formas de virus. Las administraciones públicas deberían tomar nota, no solamente para decirnos que debemos ventilar, sino para crear normativas que lleven la salud a todos los espacios que habitamos.