Cohousing y la cultura regenerativa van de la mano. La sostenibilidad y la minimización del impacto en nuestros procesos han dejado de ser suficientes para afrontar los retos del futuro, retos que ya están presentes. Necesitamos proyectos regenerativos que sean capaces de reconstruir otro tipo de lógicas que provoquen procesos positivos. Es necesario regenerar los modelos de producción y, no menos importante, regenerar también las relaciones entre las personas.
Me acerqué a la cultura regenerativa a través de la agricultura y, concretamente, a través de Eugenio Gras, a quien conocí personalmente y con el que compartí algunos encuentros. Me fascinó cómo había conseguido construir el relato y la práctica de un discurso tan necesario para nuestra subsistencia. La agricultura regenerativa superaba a la agricultura ecológica y era necesario un cambio de paradigma radical para considerar el suelo como un elemento vivo y complejo, al que había que aplicar una mirada sistémica y profunda, al mismo tiempo que sencilla y comprensible.
Desde entonces, vengo dándole vueltas a cómo aplicar principios regenerativos a la vivienda y a la construcción. Por el camino me he encontrado con Daniel Cristian Wahl y sus ideas sobre cómo diseñar culturas regenerativas. La covivienda (cohousing) ecológica y el “triple balance” son un camino por el que podemos aplicar los principios de diseño regenerativo a nuestras formas de habitar. Para ello, hablaremos de las tres relaciones que definen el “triple balance”: con el medioambiente, con las personas y con la economía.
Regenerar el paisaje y el suelo
La más evidente es la relación con el medioambiente, nuestra relación con la tierra y todos los impactos que ya conocemos: desde el cambio climático hasta la sexta extinción masiva, el mundo inundado de plásticos y los bosques arrasados por incendios continuos… Esa es la relación que hemos construido con nuestra querida Tierra.
La construcción genera un impacto tremendo en ese contexto, es causante del 35% de los residuos y del 40% de las emisiones de CO2. Sin embargo, podemos hacer edificios que en vez de emitir CO2 al construirse, se construyan con CO2 capturado; o como se denomina en el sector CO2 secuestrado, en vez de con CO2 liberado; para entendernos, los árboles son carbono capturado y el cemento es carbono liberado.
Esto supone un cambio de paradigma radical: pasar de liberar CO2 a capturar CO2 para construir, pasar de excavar montes para sacar piedra a plantar árboles, de hacer agujeros en la tierra a desarrollar bosques en tierras que hemos dejado esquilmadas.
Construyendo
Regenerar el paisaje y el suelo construyendo con carbono capturado, este es el material del siglo XXI y resulta ser el mismo que desde la antigüedad: la madera. Un material renovable y que hay que gestionar de forma sostenible, pero iría un poco más lejos y diría: de manera regenerativa. Hemos levantado el cohousing ecológico de Entrepatios-Las Carolinas no solo con certificaciones como FSC, sino que, además, hemos compensado los impactos de CO2 derivados del transporte y otros materiales con un programa de reforestación en Guadalajara y otro de fomento de la biodiversidad en Kenia.
Aunque construyamos con madera, generamos un impacto derivado de la industria y del transporte necesarios para poner el material en obra, una industria que también debería evolucionar e implementar metodologías ‘cradle to cradle’. Aún con ello, siempre se generan impactos y consideramos que es necesario hacernos cargo de ellos, medirlos con herramientas como el análisis de ciclo de vida (ACV) y compensarlos con programas de reforestación: regenerando los bosques que aún existen y generando nuevos.
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El uso del edificio, sin emisiones de CO2
Tras la obra, llega el uso del edificio, una fase que dura décadas, por lo que se hace más necesario, si cabe, no emitir ni un solo gramo de CO2. Para ello, diseñamos con criterios Passivhaus –que reducen la demanda energética al mínimo-, electrificamos todo el edificio, no utilizamos ningún material de combustión –ni siquiera biomasa que, aunque renovable, genera contaminación en las ciudades- y, por último, usamos energías 100% limpias, con parte de la producción in situ y el resto mediante contratación a una cooperativa 100% renovable.
Integrar la biodiversidad
Pero si seguimos con una idea regenerativa, el edificio debe absorber CO2, para ello incorporamos una importante masa vegetal en el edificio. La incorporación de biodiversidad vegetal ayuda a regenerar el aire de las ciudades, reduce el efecto isla de calor y, además, construye otra psicología ambiental entre los vecinos y vecinas del edificio. La naturaleza provoca emociones, nos reconforta, reduce el estrés, nos relaja y produce otros muchos beneficios. Desde disciplinas como la biofilia y la neuroarquitectura, estudiamos cómo la integración vegetal en nuestros edificios regenera el aire y nuestra percepción en las ciudades.
De la misma forma, en Entrepatios-Las Carolinas también contemplamos la incorporación de biodiversidad animal. En los últimos años, las poblaciones de gorriones, vencejos, golondrinas y otras aves están descendiendo drásticamente en las ciudades. Para contrarrestarlo, una de las acciones más sencillas es la instalación de cajas nido para estas especies.

El espacio de lo común, regenerar relaciones
En el aspecto social, las relaciones humanas no quedan exentas de esta necesidad de regeneración. Tenemos un modelo de desarrollo basado en la hiper-individualización, vivimos cada día más apretados en ciudades y más conectados por la tecnología, pero al mismo tiempo, según la OMS: la soledad es una de las mayores pandemias del siglo XXI, afectando hasta al 10% de la población en muchos lugares. A las personas mayores las “aparcamos” en residencias o las abandonamos en casas de las que prácticamente no pueden salir y su vida se resume en esperar visitas esporádicas.
La arquitectura ha sido cómplice en esa excesiva individualización de la sociedad y ha atomizado a sus habitantes. Ante posibles conflictos o desencuentros, y al no saber resolverlos, se prefirió eliminar la posibilidad de que existieran y los espacios comunes, más allá del ejercicio o placer individual como el gimnasio o la piscina, fueron eliminados.
Ha tenido que venir una pandemia para que miremos al vecino o vecina a través del balcón. El cohousing trata de recuperar ese espacio entre lo privado y lo público, un espacio común que trata de configurar y regenerar relaciones entre las personas: de cuidados, de apoyo mutuo, de confianza. Afrontar ciertos aspectos desde lo común puede ser muy beneficioso, muy práctico y también económico. Desde pagar una conexión a internet en vez de 17, a tener una sola acometida de luz o un grupo de consumo ecológico que trae alimentos al edificio. Todo constituye un ecosistema de relaciones por el bien común y muy beneficiosas para la comunidad.
Regenerar la economía
En tercer lugar, debemos afrontar una regeneración de la economía, probablemente es el aspecto más importante. La economía clásica, desde una perspectiva reduccionista y simplista de la maximización del beneficio y el cortoplacismo, ha dejado de lado al medioambiente cuestionando el futuro del planeta y, sobre todo, el futuro de la humanidad en la Tierra. Probablemente por esta razón han aparecido lo que llamamos las nuevas economías, una batería de adjetivos que tratan de darle sentido a la economía, del propósito, verde, azul, del bien común, circular, rosquilla, feminista, de los cuidados… Unos conceptos más acertados que otros, pero me atrevo a afirmar que todos atraviesan, de forma radical, a un proyecto de cohousing.
Las tres dimensiones
Repensar la economía desde un cohousing es aplicar los cuidados en tres dimensiones: el yo, el nosotr@s y el tod@s. Un edificio que nos cuida, que habla de salud de las personas que lo habitan, que limpia el aire contaminado que respiramos, a través de ventilación de doble flujo y materiales que absorben componentes tóxicos del aire, o que no generan impacto electromagnético. ¿Cuánto gastan los estados en salud y cuánta gente muere prematuramente por contaminación del aire? En el mundo, la OMS calcula que unos 7 millones y en España, 10.000 personas cada año. ¿Cuánto le cuesta a la Sanidad atender a la población por problemas derivados de contaminación del aire y contaminación química? Esto es economía de la salud, dentro de lo que podemos entender como el valor social de un edificio.
Economía del ahorro y economía circular
¿Cuánto nos ahorramos si tenemos un edificio con el menor gasto de energía? Cerca de un 70% con respecto a uno convencional, por eso diseñamos con criterios de Passivhaus. Y si producimos energía renovable, ¿en cuánto tiempo la podemos amortizar?, en 7 años.
Y si el edificio se pudiese desmontar en su final de vida y reutilizar todos sus materiales, ¿cuánto ahorro representaría? Esto es economía circular y se empieza a entender en el mercado como “valor residual” dentro de una nueva valorización financiera de los edificios.
¿Y si almacenamos el agua de lluvia? En Entrepatios actualmente acumulamos hasta 10.000 l, en el futuro podremos reciclar las grises y podríamos depurar y reciclar el 100% de las aguas. El coste es elevado y la amortización para una depuración total se va a casi 30 años, pero sería lo más coherente. Esto es economía previsora. ¿Tendremos problemas de abastecimiento derivados del cambio climático?
Más allá de la salud de las personas que viven en el edificio, es necesario pensar en una escala global, un edificio que no emite nada de CO2 es un edificio para el cuidado del planeta, es economía verde. Tener la comida ecológica en el propio edificio también es economía, de cercanía, de tiempos y de salud. Que al tener una pequeña necesidad o el mínimo problema, pongas un mensaje a la comunidad de vecin@s y tengas una lluvia de ofrecimientos para echarte una mano también es economía, es felicidad, es salud emocional. Estas microeconomías sutiles no se cuentan en euros, pero valen mucho.
Cambiar de paradigma, el edificio como ecosistema vivo
Podremos regenerar la economía si somos capaces de valorar estos enfoques y tener una visión más compleja y sistémica, introduciendo nuevas metodologías de valorización de los edificios, como en los anteriores ejemplos.
Insistimos en que los edificios ecológicos y colaborativos son más baratos, la razón es que descansa sobre una mirada compleja y largoplacista, algo que no siempre se entiende desde el paradigma actual.
Si al suelo, en la agricultura regenerativa, se le considera y se le cuida como un ecosistema vivo, en los edificios tiene que ocurrir lo mismo, deben atenderse como organismos vivos, autosuficientes y que posibiliten la construcción de relaciones de apoyo y cuidados; que produzcan energía, que depuren el agua, que introduzcan biodiversidad, que absorban CO2 y que puedan producir un impacto positivo. “Los edificios deben funcionar como árboles, las ciudades como bosques” decía William McDonough autor de «Cradle to Cradle».
*Iñaki Alonso, arquitecto por la ETSAM desde 1998, es fundador y CEO del estudio sAtt Arquitectura, así como de la promotora de coviviendas ecológicas Distrito Natural. Todos sus proyectos se desarrollan desde una perspectiva del triple balance, con el objetivo de generar un impacto positivo ecológico, social y económico. Es presidente de la Asociación Ecómetro para la medición y difusión de la ecología en la arquitectura y fundador y expresidente de Sannas, asociación de empresas Triple Balance.
Artículo aparecido en la revista EcoHabitar en el Nº69 Primavera 2021
Qué maravilla!!!!!
Veo que rl tema de agua de boca no lo tenéis solucinado.
Nuestro sistema japonés, es el más sostenible y saludable que existe. No gasta energía (funciona con la presión de agua de red), no emplea químicos, no derrocha ni una sola gota de agua, evita el uso del 80% de detergentes.. Agua mineral ionizada y antioxidante saludable en todos los grifos del edificio, para proteger e hidratar correctamente a TODOS (personas, animales y plantas), y alargar la vida de instalaciones, calderas, electrodomésticos, etc… http://www.dilekaeurope.com
Hola Miguel. Creo que te equivocas de post. En este hablamos de la vivienda social. Posiblemente te estés refiriendo a otro artículo. Por otra parte en nuestra web y publicaciones solo recomendamos productos que hemos podido contrastar. Vuestro sistema no lo hemos verificado todavía pero estaríamos encantados de conocerlo, por lo que te animo a que me envies la informacion tecnica del equipo, los principios de funcionamiento, si tiene resinas, etc.
Puedes hacerlo a este correo que es el mio: info@ecohabitar.org
Un cordial saludo.
Toni Marín. Coordinador de contenidos.