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Estado actual de la arquitectura ecológica y la bioconstrucción en el estado Español

La bioconstrucción, como la forma de construir con materiales saludables y con poco impacto medioambiental, ceñida a nuestro país, ha tenido y tiene un significativo incremento palpable durante estos últimos años.

Por desgracia no hay datos cuantitativos que puedan demostrar esta afirmación, debido a que el sector es todavía pequeño, comparado con la construcción convencional y difícil de detectar en los datos suministrados por entidades al uso como puedan ser las Cámaras de Comercio. Esta afirmación se debe a la percepción personal del que escribe este informe.

La bioconstrucción nos permite ser coherentes con nosotros mismos desde una perspectiva del respeto al medio ambiente. Teniendo en cuenta que la construcción en los países industriales produce del 30 al 50% del total de basura, que en la vivienda se consume hasta un 48% de la energía, aplicando criterios de ahorro energético completos (diseño y materiales de bajo impacto) este gasto energético puede llagar al 28%. La eliminación de sustancias tóxicas en la construcción es otra tarea pendiente que urge implantar. Ciertos materiales; como son los derivados del petróleo (poliuretano, PVC y otros), los compuestos volátiles en las pinturas (disolventes orgánicos).

Perfil del promotor

Llevamos un cierto desfase con respecto a otros países de la UE como Francia, Alemania , Italia y Reino Unido. Está comprobado que el aumento de consumo de productos naturales, en los que incluimos una vivienda ecológica con criterios de bioconstrucción, va ligado con el aumento de lo que se denomina “estado de bienestar”.

A mayor nivel de consumo de una sociedad, se manifiesta una respuesta, de una pequeña parte del la población, hacia unos planteamientos de menos consumo descontrolado y una búsqueda de productos con menos impacto ambiental. Por ello este país se esta incorporando más tarde al consumo de la vivienda ecológica, aunque lo está haciendo, al tiempo que se equipara económicamente con el resto de países en la cabeza de la UE.

En este incremento también influye la posición de la administración, aparte de esta concienciación de los ciudadanos. En un estado en el que existen ayudas y facilidades prosperará más este tipo de construcción.

Tal es el caso de Alemania, donde se favorece la construcción ecológica con diferentes medidas. Uno de los ejemplos mas significativos es el de la aplicación de energías renovables en este país donde, con menos sol que aquí, triplican las instalaciones domésticas de fotovoltaica y ACS[1].

También existe una política de ayuda a la fabricación de productos naturales, y, por ejemplo, esta subvencionado el cultivo del cáñamo y lino para la fabricación de aislamientos orgánicos con el objetivo de nivelar los precios respecto a los aislamientos convencionales.

La realidad de la bioconstrucción en España

Y es en el ámbito rural y fuera del ámbito urbano donde se ha desarrollado primero la construcción con criterios ecológicos, viviendas con una tipología rural, adaptadas, en muchos casos, al entorno. Es fácil comprender este fenómeno ya que las personas sensibilizadas y que demandan este tipo de viviendas buscan esto espacios menos masificados y con mayor calidad de vida.

También es cierto que en los últimos tiempos van apareciendo otros ejemplos en urbanizaciones periurbanas y pequeñas ciudades y pueblos, incluso en medianeras en zonas urbanas de bajas alturas. Lo que si es difícil, casi imposible de encontrar en nuestro país son edificios emblemáticos, obras de la administración, públicas y de gran tamaño. Lo que deja claro que es la iniciativa privada, y no la administración, la que va marcando el camino de una arquitectura ecológica, al igual que otras tantas cosas.

A fecha de hoy algunas promotoras están estudiando la posibilidad de incorporar criterios ecológicos en sus proyectos, estamos seguros en algunos casos es por pura y autentica convicción de lo sostenible, algo loable, aunque cabe sospechar que otros promotores sólo se mueven para enmascarar la mera especulación y saltarse la cada vez más exigente legislación.

Los Materiales

Aunque desde el sector privado se hacen esfuerzos y cada vez van apareciendo más empresas de distribución de materiales para bioconstrucción, todavía, algunos promotores se quejan de la dificultad de encontrar ciertos productos, además existe una dependencia en la importación de países como Alemania, Francia o Italia. Hace falta que las empresas de materiales convencionales se cualifiquen para ofrecer servicio técnico profesional y cualificado.

De todas maneras, hoy en el Estado español existe una amplia gama productos para la bioconstrucción y prácticamente podemos encontrar cualquier material en todas las comunidades autónomas.

Construcción sostenible

Con el concepto de “arquitectura sostenible” se esta intentando definir, por parte de la administración y los organismos e instituciones oficiales ligados a la arquitectura, como una construcción que no deja de ser la de siempre, a la que se le ha incorporado poco más que unos criterios bioclimaticos, un lavado de cara que en ningún momento profundiza en los planteamientos que aquí estamos exponiendo. Una arquitectura deshumanizada, al servicio de los intereses de los promotores y la especulación, al igual que la convencional, y en la que en nada se tiene encuentra la salud de las personas y el medio. Es por lo que es tan importante incorporar el término BIOCONSTRUCCIÓN, para definir una arquitectura saludable en la que, aparte de los criterios de ahorros energético mediante diseños bioclimaticos y aplicación de energías renovables, se tenga en cuenta el ahorro energético que los materiales ecológicos llevan incorporado.

Una de las herramientas que se está haciendo imprescindible es el cálculo de huella ecológica de los edificios: un mecanismo por el que podamos cuantificar el impacto medio ambiental, calculando las emisiones de CO2 generadas en la fabricación y extracción de los diferentes materiales que intervienen en su construcción así cómo su ciclo de vida y su posterior reciclaje o incorporación al medio natural.

Cabría pararse a penar si esa tendencia de la humanidad a las grandes obras, monumentos e instalaciones gigantescas nos es un a mera exaltación el ego, tanto del autor como de los promotores, dejando de lado la parte funcional y de necesidad real.

Esto viene a cuento para intentar explicar que una cosa pueden ser nuestros deseos, incluso artísticos, y otra la necesidad real y la sostenibilidad del proyecto. A la hora de extraer piedra de una cantera; gastar combustible en un vehículo poco eficiente en el transporte al lugar de transformación; transformarla con máquinas eléctricas y cargarlas en otro transporte al lugar donde se va a utilizar, debemos ser conscientes de gran impacto de todo este proceso. Desde tiempos inmemoriales el ser humano, exceptuando culturas muy comprometidas con su entorno, ha tenido la idea de que los recursos estaban ahí para extraerlos y que ello no tendría consecuencias; y aunque incluso en tiempos pretéritos ha habido ejemplos de desaparición de culturas debido a los cambios efectuados en el entorno[2], es en los últimos tiempos que esta aptitud, debida a la gran densidad demográfica, está dejando ver nos es así y que si que tiene consecuencias.

Especie insostenible

Estamos ante una sociedad que vive inmersa en un antinatural instinto de “ahogarse en la propia mierda” algo totalmente reñido con el instinto de perduración de la especie, instinto común a todas las especies de animales del planeta. El ser humano ha creído, y sigue creyendo, que puede saltarse esta ley básica de supervivencia. Se podría llegar a suponer que, como especie, la capacidad de razonar y pensar nos llevaría a una tipo de convivencia armónica con el planeta, pero por desgracia no ha sido así.

[1] En la actualidad (2005), las energías renovables representan más del 8% del suministro eléctrico en Alemania. Los planes del Gobierno federal son que en 2010 supongan un 13% y lleguen al 20% en 2020.
[2] La colonización de la Isla de Pascua por comunidades de la Polinesia en el Pacífico oriental a partir del Siglo XII D.C. condujo a la destrucción del hábitat de lo que había sido un lugar paradisíaco, según un estudio publicado por la revista Science. Esa destrucción comenzó con la deforestación y la creación, al mismo tiempo, de los enormes “moais” o cabezas.
“La Isla de Pascua (Rapa Nui) es un modelo de la degradación ambiental inducida por el ser humano”, señalaron los autores del estudio.
“Con un ambiente desolado que contiene estatuas gigantescas y otros monumentos culturales, la Isla de Pascua simboliza a una civilización aislada que una vez floreció, pero que después sufrió una catástrofe ecológica”, señalan.

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