Los estados enriquecidos externalizamos, cada vez más, las industrias más contaminantes a estados empobrecidos, de esta forma se genera el espejismo de que consumimos menos energía según las cuentas de la Agencia Internacional de la Energía. Pero estas cuentas tienen un error de lectura ya que se basan en medir la producción nacional y no el consumo que tienen nuestros estilos de vida en los países desarrollados.
Haciendo uso de la metodología Input-Output, los investigadores calculan la energía embebida en los productos y servicios importados y han creado un nuevo indicador que ofrece los Flujos Energéticos Ocultos de diferentes países en forma de porcentaje. Con este indicador resulta muy fácil obtener la huella energética total de un país, sumando al consumo nacional el porcentaje del indicador HEF (HIDDEN ENERGY FLOW).
Este estudio demuestra que, de 44 países analizados, los diez países más desarrollados demandan en promedio 18. 5% más de energía que la medida por la Agencia Internacional de Energía; los 24 países de desarrollo medio demandan un 12,4% más y los diez países menos desarrollados demandan un 1,6% menos. Esto significa que la mayoría de los países desarrollados y de desarrollo medio desplazan su consumo indirecto de energía hacia los países menos desarrollados de forma oculta. Además, esta investigación respalda la evidencia de que el consumo directo de energía en los hogares es menos relevante que la energía incorporada en los bienes y servicios adquiridos por los hogares, alcanzando el 59,1% en el caso de Suiza, utilizado como referencia entre los países desarrollados.
El estudio se puede descargar hasta el 25 de octubre de forma gratuita desde la revista internacional Journal of Cleaner Production: https://doi.org/10.1016/j.jclepro.2020.123827
Más info: https://ekopol.eus/
Por: Ortzi Akizu-Gardoki