EcoHabitar

EL PORTAL DE REFERENCIA EN BIOCONSTRUCCIÓN

Jornadas EcoHabitar. Mesa redonda “Comunicar la cultura del decrecimiento”.

Unas jornadas de bioconstrucción y decrecimiento con propuestas viables y alentadores a un futuro incierto.

Biocultura, Jornadas Ecohabitar, 4 Noviembre 2023

La jornada comenzó planteando la creencia ciega fundamental del sistema socioeconómico occidental, extendido a todas las relaciones humanas a escala mundial: “La economía tiene que crecer para que haya bienestar”. ¿Se ha cuestionado suficientemente este axioma? ¿Somos conscientes de los impactos que provoca a nivel social y ambiental?

Cada vez más científicos, economistas y activistas defienden lo contrario: el crecimiento infinito no solo es imposible sino que es la causa de la crisis climática, de biodiversidad y de desigualdad mundial (y que pese a los ODM y ODS no deja de empeorar).

El decrecimiento sería entonces un cambio de paradigma que prioriza la sostenibilidad, el bienestar de todas las personas y el equilibrio ecológico antes que la expansión económica. Toscamente de momento, pero detallaremos.

El concepto de decrecimiento es cooptado y tergiversado

Hay estudios en este sentido desde los 70 (informe de “Los límites del crecimiento”). En mayo de 2023, el parlamento europeo albergó la conferencia “Beyond Growth”, donde 18 eurodiputados pidieron a la Unión Europea que considere un cambio de modelo económico y que escuche la evidencia científica, climática, ecológica y social mundial. Hoy, el decrecimiento, la policrisis, el pico de recursos, etc, salen en la tele, es difícil no oir hablar de ello. Pero como todas las ideas que contestan a las hegemonías, el concepto de decrecimiento es cooptado, tergiversado o manipulado para hacerlo significar lo que interesa a la hegemonía. En la mesa redonda se trató de hacer un planteamiento lo más imparcial posible de la cuestión, afrontando las causas, los procesos y los impactos, así como un análisis de las posibles alternativas o destinos, más que un análisis conceptual ni de la idoneidad del término.

Muchos principios que inspiran el decrecimiento ya los defendían los pueblos indígenas de alrededor del mundo (¿pero cómo les vamos a hacer caso en el «Jardín que es Europa» (Borrell dixit)?). Aclararemos también que el desarrollo sostenible es un oximorón y que el mito del Progreso ya no se sostiene (¿y qué haremos entonces los progresistas? (ni los conservadores, ni las izquierdas ni derechas)), ni tampoco se sostienen otros mitos nacidos en la fase expansionista occidental de base patriarcal, cristiana, masculina y burguesa.

Algunas propuestas del decrecimiento

Reducir urgentemente el consumismo

  • Reducir urgentemente el consumismo y desidentificar la capacidad de consumo con el éxito personal-profesional-social. Prioritariamente en Occidente: somos los principales emisores de CO2 y los beneficiarios de las colonizaciones. La mayoría de los seres humanos nunca han tenido ni una pequeña parte de nuestra capacidad de consumo, con lo que su demanda tampoco se parece a la nuestra. Donde más se contamina y agotan recursos y materiales es en los países ricos, incluso cuando se desplaza la producción y daños a los países pobres (hidden flows). Otro asunto es si los países «menos desarrollados (según el PIB, que veremos debajo)» se «merecen» «cuando puedan» el «desarrollo» que hemos «disfrutado» «nosotros». Imposible hablar sin estar condicionado por los conceptos propios del consumismo. Desarrollismo, merecimiento, poder, disfrute y «Nosotrosidad», son categorías occidentales consumistas, intraducibles para las personas pobres, que imaginan esto como una Premio, Gracia o Magia del «hombre blanco», cunado en realidad es pura manipulación egoísta organizada para explotar a quienes no consideramos «nosotros».

Eliminar y sustituir el PIB como indicador de Progreso y bienestar.

  • Eliminar y sustituir el PIB como indicador de Progreso y bienestar. La tala de árboles, la emisión de CO2, la especulación del suelo, la emisión de deuda o el gasto militar computan como progreso y bienestar, pero no la preservación de un bosque, el cuidado materno-filial, una escuela o un hospital público, por no hablar de la permacultura ni del compostaje comunitario ni de la autoconstrucción. ¿Tiene esto sentido? ¿Qué trampas al solitario no estamos haciendo? ¿Cómo aceptamos como realidad esta ficción? ¿Cómo aceptamos como cordura esta locura? ¿A qué esperamos a dejar de reproducir esta confusión que sólo beneficia a las personas ricas y poderosas en detrimento de la inmensa mayoría (99%)?

Descentralizar y relocalizar las transacciones económicas

  • Descentralizar y relocalizar las transacciones económicas recuperando prácticas comunitarias de base material y social. Recordar que no hay economía sin personas intercambiando bienes, es decir, sólo hay socioeconomía, economía que exprime a la sociedad (y al planeta) o economía que cuida de la sociedad (y del planeta). Recuperar la colectivización de la propiedad, la planificación según los ciclos de la tierra, el origen local y natural de los recursos, y nuestra interrelación con la naturaleza, de la que los seres humanos somos parte inseparable. Optar por la sencillez voluntaria, porque se puede vivir «mejor» con «menos». Donde «mejor» significa mayor dignidad, mejor salud (especialmente mental y moral), mayor calidad de las relaciones interpersonales (e intrapersonal), más amplia conciencia de la presencia personal y colectiva en la existencia, mayor cercanía y menor intermediación en las transacciones humanas (también se llama más soberanía) y mayor simplicidad (por complicada que sean las circunstancias vitales, pero no por ello complejizar algo tan mundano como la vida, que la experimentan perfectamente organismos mucho más simples que el humano). Y donde «menos» significa «suficiencia», es decir contención, estar contentos, satisfechos, saciados y sentirse plenos con lo que es suficiente, en lugar de normalizar la insatisfacción, la insaciabilidad, el descontento y el vacío existencial, cuatro anomalías existencialistas desconectadas de lo esencial, que es que la vida provee, y si cesa también provee (a otras formas de la misma vida). Pero vivir con menos, mejor y en comunidad requiere antes que nada…

Redistribuir radicalmente la riqueza

  • Redistribuir radicalmente la riqueza; mejorar y aumentar los servicios públicos; contener el lucro; implementar la renta universal; limitar los salarios máximos, (¡atención ricos, esto os interesa!), reducir la jornada laboral,  repensar el concepto de trabajo, desmitificar la propiedad privada, re-educar en la frugalidad, la suficiencia, la sencillez, la justicia global, los derechos humanos y de la tierra, la posición no central del ser humano en la Tierra, etc, etc. Es decir, una transformación cultural planetaria que, por muy necesaria y reconociendo los movimientos de toma de consciencia emergentes por doquier, no parece capaz de convencernos del valor de renunciar a nuestros privilegios. Implica en última instancia que el valor de cualquier cosa que haga no se mire por el margen económico o demás beneficios que me proporciona, sino por el cuidado ecológico y social que queda en el mundo -cercano o o tanto, eso no importa-. Implica responder coherente y profundamente a ¿qué es justo?, ¿qué es necesario?, ¿qué vale y qué no vale? ¿de qué privilegios me desprendo? ¿qué cadena de efectos desactivo desde mi capacidad actual? ¿qué bienes privatizados devuelvo a la sociedad y a la Tierra? ¿cómo ejerzo mi capacidad de agencia -cómo soy agente activo- en la sociedad y el planeta? ¿cómo me hago responsable me di presencia? ¿cómo dejo de quebrantar una ética universal y actúo impecablemente? ¿como construyo las redes de apoyo que nos permitan actuar así a pesar de nuestra pequeñez? ¿cómo conectamos con la humildad de la vida que nos ha sido concedida? Sino, ¿qué vamos a redistribuir?; reproduciremos la conducta aprendida de apropiar, acumular y excluir y despreciar a quienes no consideramos parte nuestra.

Críticas al decrecimiento

Dicen: (el decrecimiento) traerá pobreza a nuestro País. Condenará a los países pobres a la miseria. Variaciones sobre el mismo tema. Nada de imaginación. Todo gira entorno a la dicotomía nosotros-ellos (todo para «nosotros», nada para «ellos»)

Pero, ¿no es este sistema el que ha empobrecido a las mayorías locales y globales? ¿No son la sacralización de la propiedad privada; la pérdida de los espacios comunes de reproducción de la vida o la escasez fabricada, la causa? Que nadie se engañe; no hay identidad nacional, territorial, grupal, familiar ni individual que no sea manipulable por los defensores del régimen (aquí estoy utilizando semántica de la Perspectiva Multi-Nivel y de la teoría de las transiciones sociotecnológicas).

Que nadie se engañe, la élite hegemónica no va a dudar en sacrificar lo (en esta dinámica no somos sujetos, somos exclusivamente objetos) que considere necesario para salvaguardar sus privilegios. Ante tal psicopatía organizada y legitimada, sólo reconectar con algunas de las propuestas anteriores (en absoluto propias ni exclusivas del decrecimiento, sino patrimonio de la vida, en todo caso especialmente de quienes no se han desconectado de la matriz de la vida, a día de hoy, pequeñas bolsas «indígenas» o individuos con una conciencia excepcional. Y sin embargo, ¿acaso no contemplamos la abundancia de la vida por doquier? 500.000 Millones de hematíes nuevos de tus huesos hoy, cada día, sin ir más lejos. La clave es, ¿podemos ser tan generosos como lo es la vida con nosotros -y con ellos igualmente-?

Un camino ya marcado

Los pueblos indígenas en todo el mundo tienen un papel fundamental y es de justicia reconocérselo. Desde la conferencia mundial de los pueblos sobre el cambio climático y los derechos de la madre tierra en 2010, los principios del decrecimiento se enmarcan en unas demandas anticoloniales más amplias. Lo que estamos llamando aquí «occidente» se hizo el harakiri del mundo a raíz del pensmaiento imperialista y colonialista. Hace siglos que reproducimos aquello en Europa, pero esto no es excusa. El decrecimiento se inspira en cosmovisiones como la del buen vivir o “Sumak kawsay” andino, o del movimiento de soberanía alimentaria “vía campesina”, o de ideas publicadas como el “Red deal”, todo ello pegado a la tierra y a la comunidad y a la historia previa a las dominaciones.

De esta mesa redonda salieron muchas preguntas (las respuestas están en la conciencia individual y en la colaboración entre iguales): ¿Se puede decrecer sólo desde la perspectiva occidental? ¿Cómo salimos de nuestro punto de vista a uno más planetario? ¿Pasar del discurso a la acción, como? ¿Cómo cambiamos los hábitos, expectativas y necesidades, especialmente cuando se trata de perder privilegios? ¿Cómo creamos una cultura cuidadosa? ¿a qué esperamos para hacer distinto?

Ponentes

Juan Laborda. Doctor en Economía y Gestión de las Organizaciones por la Universidad de Zaragoza). Postgraduado en Economía Financiera en el CEMFI (Centro de Estudios Financieros y Monetarios) del Banco de España. Profesor asociado de Finanzas en el Departamento de Administración de Empresas (Universidad Carlos III). Ha sido Economista Jefe y Jefe de Estrategia Macro Global en diferentes instituciones financieras. Tiene diferentes publicaciones académicas y no académicas en economía financiera, investigación del transporte, innovación abierta, sostenibilidad y macroeconomía.

Rafael Castro. Director de la Oficina Europea de Raccooon LLC.

Cote Romero. Activista y profesional del ámbito energético. Ha enfocado su actividad en facilitar procesos de transición ecológica ciudadana. Ha desarrollado esta actividad como directora de ecooo, ha impulsado junto a otras personas y entidades la creación de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. Ha habitado espacios de reflexión como el Foro de Transiciones, la Fundación Renovables, el Consejo Rector del Foro Economía Progresista o el Foro Energía y Sociedad. Co-coordinó el libro “Alta Tensión, hacia un Nuevo Modelo Energético”. Socia Fundadora de la Cooperativa de consumo Teatro del Barrio e Impulsora de la Caja #MeCambio de fomento del Mercado Social de Madrid. Facilita procesos de transición ecológica en el ámbito municipal y en el ámbito educativo a través del Proyecto 50/50.

Borja Izaola. Arquitecto por la Universidad Politécnica de Munich y Antropólogo por la UNED. Experto en arquitectura y urbanismo bioclimático desde 1992. Investigando y gestionando proyectos europeos desde 2006. Actualmente focalizado en aspectos de descarbonización y economía circular en la edificación. Miembro del consejo de EcoHabitar.

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