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Lección de los errores: ya es el tiempo para volver a la vida!

Contribución al Congreso Futuro 2022 de Daniel Cristian Wahl (17/01/22)

Escribe el poeta mapuche y ganador del Premio de Literatura 2020 Elicura Chihuailaf:

¿Qué busca la luz?

Habitamos las sobras del conocimiento,

y nuestra vida consiste en andar en busca de la luz.

Avanzamos, poco a poco,

y en cada paso nos borramos,

lentamente.

¿Pero qué busca la azul la luz que tan veloz vaga en el Azul del universo?

¿Y a quién llama con su sonido de ilusión?

– Elicura Chihuailaf, poeta mapuche, Premio de Literatura 2020 (Chile)

Me parece apropiado empezar con la voz indígena cuando uno está invitado a reflexionar sobre lo que podemos aprender de nuestros errores — mejor dicho — ¿que podemos aprender de dejar detrás el hábito de imponer una sola cosmovisión y una manera de entender nuestra relación íntima con la vida?

La vida es mejor entendida como un proceso planetario que se expresa en una diversidad de especies e individuos.

La evolución — el patrón intrínseco creativo y regenerativo de la vida — durante 3.8 mil millones de años creo una inmensa diversidad y productividad biológica a través de un proceso de diversificación y posterior integración de la diversidad producida a mayores niveles de complejidad. En la gran mayoría de los casos a través de la innovación de nuevas formas de colaboración y simbiosis.

La vida es una comunidad regenerativa a escalas interconectadas que unen la salud — esta capacidad de regenerar y evolucionar — de cada célula, cada órgano, cada individuo con la salud de la comunidad, de los ecosistemas, y de la biosfera. La vida como comunidad regenerativa nos une con la Tierra. Todos y todos somos indigenas a la vida. Es tiempo de volver a la vida!

Mientras nosotros buscamos la luz, la sabiduría, el conocimiento, la iluminación, “¿Qué busca la luz?”. La Luz busca la vida misma.

Con la alquimia de la fotosíntesis empieza el patrón intrínseco de la vida como una comunidad regenerativa.

La luz busca la vida para generar condiciones propicias a la vida, para crear más vida (Janine Benyus).

¿Qué nos sirve el conocimiento fascinante de todas las ciencias, si hemos perdido la vista por falta de entender quiénes somos y por esto navegamos ciegos hacia un futuro incierto?

¿Cómo vamos a sobrevivir este siglo con tanto conocimiento científico, tanta capacidad tecnológica, y tan poca sabiduría, y tan poca humildad para entender las lecciones básicas de todas las culturas ancestrales del mundo?

Todos somos indigenas a la vida. La tierra no pertenece a nosotros, nosotros pertenecemos a la tierra. La salud del individuo y de su comunidad depende de la salud de los ecosistemas y del planeta.

La Planetary Health Alliance — con más de 130 universidades y centros de investigación asociados — destaca la interdependencia de la salud humana y planetaria y la necesidad de sanar todos los ecosistemas del mundo para frenar la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la crisis de salud humana.

“Avanzamos, poco a poco. Y en cada paso nos borramos, lentamente.”

Qué sabiduría enraizada en la humildad, recordarse de que para manifestar nuestro potencial verdadero — como vida — deberíamos dejar detrás de quienes somos actualmente por lo que podemos ser.

Shouldmos tener la capacidad de soltar patrones de comportamiento y formas rígidas de pensar que ya no nos sirven. Hábitos culturales y patrones económicos que obviamente están poniendo en peligro el futuro de nuestros hijos y de tantas otras especies en la comunidad de la vida.

Si de verdad queremos un siglo 22 que no sea una distopía infernal, ya no hay más remedio: Tenemos que rediseñar el impacto de la humanidad en el planeta dentro de las próximas décadas.

un rediseño profundo para trasformar nuestro impacto colectivo de la será explotación, del dominio, y de la degeneración de la salud sistémica de la vida hacia diversas culturas regenerativas como expresiones íntimas, sanadoras y regenerativas del contexto bio-cultural unicoi que habiten.

Las ciencias y la tecnología obviamente van a tomar un papel importante en el rediseño. Pero si buscamos exclusivamente soluciones tecnológicas vamos a fracasar.

Nos toca integrar nuestro largo pasado como una especie excepcionalmente capaz de colaborar y tener un impacto sanador como guardianes de los ecosistemas que habitamos, con lo que hemos aprendido durante nuestro divorcio conceptual de la naturaleza.

Podemos aprender de nuevo de nuestros hermanos mayores — los pueblos indígenas de todo el mundo — y podemos hacerlo sin que esto sea un paso detrás o un volver al pasado.

Podemos co-crear diversas culturas regenerativas como adaptaciones y expresiones íntimas de las bioregiones que habitan.

Podemos co-crear economías bioregionales que sean cíclicas, basadas en biomateriales y alimentos cultivados de manera regenerativa y procesados ​​con energía renovable localmente.

Somos capaces de transformar el impacto humano en el planeta. Pero el camino hacia un futuro regenerativo no se puede crear una escala global a través de buscar soluciones universales para problemas globales.

Problemas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desigualdad obscena al nivel global y nacional no se dejan solver a través de exposición basada en ‘escalar soluciones generalizadas’.

Es paradójico que este tipo de problemas no se pueden resolver, pero sé disuelven cuando trabajaron desde el potencial único de cada persona, cada equipo, cada comunidad dentro de su contexto biocultural único. Trabajar de manera regenerativa precisa trabajar desde la unicidad del lugar y su cultura. Se trata más de manifestar potencial inherente en vez de imponer soluciones.

Mi libro, Diseñando Culturas Regenerativas , explora en detalle más de 200 preguntas útiles en el proceso de ‘vivir las preguntas juntas’ ya través de esta co-vivencia crear culturas regenerativas que nacen del lugar y de la participación ciudadana.

Mi blog en medium.com ofrece unos 500 artículos sobre el ‘porque la sostenibilidad ya no es suficiente y porque necesitamos culturas regenerativas’. Muchos de ellos ofrecen ejemplos prácticos al nivel mundial que destacan cómo esta transformación de esta fuerza de ganado en muchos países, sectores y regiones.

Gracias por el honor de poder participar en el prestigioso Congreso Futuro y ofrecerme este tiempo para compartir unas reflexiones con ustedes hoy. Enhorabuena a todos los organizadores. !Qué maravilla tecnológica que podemos conectar virtualmente desde muchos rincones del mundo para explorar nuestro futuro común!

En la descripción del evento se puede leer que se va hablar de — y cito: “la humanidad y sus efectos en el planeta durante el último siglo, sobre los riesgos naturales, humanos y artificiales que nos amenazan y pueden ocurrir en el futuro.”

El evento también nos invita a hacernos las siguientes preguntas — cito de nuevo:

“¿Cuales son los desafíos futuros que enfrentamos como especie?

¿Cómo las nuevas tecnologías cambiarán el mundo?

¿Podremos conquistar el espacio?”

En el tiempo restante me gustaría ofrecer unas reflexiones sobre cada una de estas preguntas y también el meta-tema del congreso “¿cómo podemos aprender a convivir?”

1) ¿Cuales son los desafíos futuros que enfrentamos como especie?

El poeta inglés TS Eliot predijo hace 80 años:

“No dejaremos de explorar

y el final de toda nuestra exploración

será llegar a donde empezamos

y conocer el lugar por primera vez.”

– TS Eliot, en ‘Little Gidding’, Cuatro Cuartetos

Un desvío del camino que dura millas o solo siglos de años ya no se puede llamar “error”.

Una parte de la humanidad empezó un experimento hace unos ocho mil años con el desarrollo de una agricultura basada en el arado y la intensificación de los monocultivos. No fue un error, pero un experimento con un impacto de cadena reverberando hasta hoy en día con la convergencia de crisis múltiple que confrontamos como humanidad.

En muchos sitios del mundo se cambiaron desde una vida nómada íntimamente conectada con la práctica de seguir, sanar y nutrir los patrones simbióticos de los ecosistemas de las cuales formábamos partes integrantes hacía una cultura agraria de asentamientos permanentes.

La introducción del arado y de monocultivos anuales inicio lo que Robert Gilman ha llamado ‘la era de los imperios’. También se podría describir como la era de la separación conceptual de la humanidad y de la naturaleza, o la era ‘del poder sobre en vez del poder con’.

Avance rápido de un par de millas de años — en los cuales pasó que hoy se llama ‘la historia humana’ y llagamos a la época del Renacimiento. Estos tiempos de ‘kairos’ — de tiempos transformadores — en los cuales unos textos y fórmulas escritos por filósofos y matemáticos Norte-Africanos siglos antes empujaron a Pico de la Mirándola a escribir su Discurso sobre la dignidad humana. Hoy necesitamos un ‘Discurso sobre la dignidad de la vida’.

La revolución científica por un lado empujo los poderes tecnológicos que han causado tanto daño a la vida especialmente a partir de la revolución industrial. Al otro lado hice posible que de manera científica hemos sido capaces de comprobar que nada existe por sí solo porque todo está interconectado, y que ser y saber están íntimamente relacionados. ¡Gracias, Humberto Maturana y Francisco Varela!

El desafío más grande de la humanidad — el ritual de paso a nivel de especie que nos toca este siglo — no lo vamos a logra con inteligencia artificial, ni encontrar en Marte, porque se trata de un cambio de nuestra forma de participar en la comunidad de la vida misma.

Lo más rápido que logramos atravesar el antropoceno hacia el Ecozoico — la era cuando la humanidad vive en mutualismo co-evolutivo con la comunidad del a vida en la Tierra — lo más viable nuestro propio futuro y el futuro de la vida misma.

El desafío más grande de la humanidad es el largo viaje a casas.

Tenemos que volver a la conexión íntima con los lugares que habitamos, los ecosistemas y bioregiones de las cuales formamos partes. Como vida somos capaces de crear condiciones conducentes a la vida.

Hace 20 años, en el Master en Ciencias Holísticas del Schumacher College, aprendí del Prof. Brian Goodwin una lección clave para este camino. Una vez que tomemos en serio la lección central de la ciencia de complejidad — el hecho que sistemas complejos son demasiado impredecibles e incontrolables fuera de margines muy cortoplazistas y bordes de análisis reducidos — el propósito de las ciencias y de la tecnología debe dejar detrás de la busca del control y de la predicción para poder manipular mejor la naturaleza, y debe enfocar con humildad so rol de apoyar la participación apropiada en la naturaleza y la vida como un proceso planetario.

La colaboración y solidaridad internacional para ayudarnos en el proceso de regenerar los ecosistemas, el tejido social de nuestras comunidades, y de co-crear economías regenerativas por diseño en cada lugar, cada comunidad, cada bioregion, nos ofrece un camino de reintegrar la humanidad de manera apropiada en la comunidad regenerativa de la vida.

Estoy convencido — a pesar de las crisis convergentes — que podemos lograr este desafío de volver a casa. Porque una vez que sintonizamos nuestros patrones humanos con la capacidad intrínseca de regenerar que destaca la vida a escala local, regional y global, ya contamos con ella como nuestra mejor aliada y fuente de sentido e innovación.

Para terminar, probablemente mis reflexiones sobre las otras preguntas:

2) ¿Cómo las nuevas tecnologías cambiarán el mundo?

Este congreso seguido por gente al rededor del mundo es un excelente ejemplo que ya lo están haciendo y lo han hecho. Todas las formas de diseño y tecnología siguen diseñando nuestro mundo.

La tecnología y la ciencia solo nos va a servir en el gran reto de volver a la vida, si logramos ponerlos de nuevo en su sitio. shouldn servir a la humanidad mientras la humanidad sirve a la vida y con esto a todos los seres humanos.

Es importante hacernos más conscientes hasta que nivel la tecnología de verdad nos sirve y como evitamos que acabamos sirviendo a ella.

La siguiente pregunta es un ejemplo:

3) ¿Podremos conquistar el espacio?

¿De verdad se trata de conquistar el espacio en tiempos de crisis planetario? ¿Basado en los resultados actuales, de verdad podemos decir que la humanidad ha aprobado su examen como ‘guardianes de la vida’ y ‘sanadores de ecosistemas’?

Hasta que por fin dejamos la manía de “conquistar” no tenemos la madurez necesaria para convertirnos en custodios de la vida en otros planetas.

Claro que podremos ir a otros planetas, pero primero deberíamos poner en evidencia que no nos vamos a convertir en las garrapatas, ni las langostas de otros planetas.

Si no aprendemos poner la ciencia y la tecnología en su sitio — muy útil que obviamente es — y seguimos haciendo todo lo que se puede hacer tecnológicamente sin reflexionar si de verdad nos sirve y sirve a la humanidad y vida misma al largo plazo, no habra futuro ni en este ni en otro planeta.

Es verdad que la posible colisión con un meteorito grande es un riesgo existencial para la humanidad, pero nuestra arrogancia tecnológica, mono-cultura epistémica, y desaprecio de la vida también lo son.

Me encanta el cartoon de Calvin & Hobbs donde uno dice al otro en frente de unos arboles cortados y latas tiradas por el suelo: “La evidencia más convincente de que existe vida inteligente en el espacio exterior, es que hasta entonces han decidido no contactarnos. ”

Mejor que esperemos con escapadas a otros planetas hasta que tengamos la madurez de vivir en este de manera regenerativa.

El poeta Gary Snyder en 1976 algo muy apto — especialmente durante el contexto dijo de las juveniles escapadas de unos multimillonarios el año pasado. Decía Snyder:

“La humanidad tiene una cita con el destino en el espacio exterior, según han predicho algunos. Bueno: ya estamos viajando en el espacio: esta es la galaxia, aquí mismo. La sabiduría y la habilidad de aquellos que estudiaron el universo de primera mano, por conocimiento y experiencia directa, durante milenios, tanto dentro como fuera de sí mismos, son lo que podemos llamar las Viejas Maneras.

que visualizan un posible futuro planeta en el que continuamos ese estudio, y donde vivimos por el verde y el sol, no tienen más remedio que aportar la ciencia, la imaginación, la fuerza y ​​la delicadeza política que tienen para apoyar a la gente que habitan — indígenas y campesinos del mundo. Al hacer causa común con ellos, aprenderemos como re-habitar. Y empezamos a aprender un poco de las Viejas Maneras, que están fuera de la historia, y siempre nuevas.”.

– Gary Snyder

Y la pregunta central de este congreso:

4) ¿Cómo podemos aprender a convivir?

Cuando hablamos de culturas regenerativas usar el plural reconoce que la diversidad humana es un aspecto de la diversidad de la vida misma y así fuente de la creatividad y capacidad evolutiva de transformación. Las culturas regenerativas emergen como expresiones humanas del potencial inherente en cada sitio. En cada contexto ecológico y cultural se manifiestan de manera distinta y diversa.

Al mismo tiempo existen características comunes entre todas las culturas regenerativas. Sobre todo la intención de realizar su potencial sanador y servidor al bien común de la comunidad no solo humana sino también de la comunidad de la vida entera. El patrón sintrópico y simbiótico de la vida nos ofrece la alternativa de co-crear abundancia compartida en vez de escasez ventajas.

El poema citado al inicio de esta ponencia nos invita en nuestra busca de la luz, recuerda que la luz busca la vida. Nuestro papel como vida en el largo proceso evolutivo es crear condiciones para que más vida florezca.

Es tiempo para tomar en serio nuestro rol como miembros maduros de la comunidad de la vida. ¿Cómo lo podemos hacer?

Podemos aprender de una costumbre importante que de una manera u otra se puede encontrar en casi todas las culturas indigenas del planeta. Con cada decisión de relevancia deberíamos preguntar las tres preguntas vinculadas a la ética del convivir. Estas hijo:

¿De verdad sirve al individuo?

¿De verdad sirve a la comunidad?

¿De verdad sirve a la vida?

¡Muchas gracias! ¡Viva la regeneración! ¡Viva la vida!

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