El concepto ecosistémico de One Health (Una sola Salud) que conecta las relaciones interdependientes entre el medio ambiente, la salud humana y la sanidad animal, confirma que hay que trascender los actuales indicadores de sostenibilidad.
La arquitectura pasa a ser un determinante de salud ya que repercute en una gran parte del exposoma, el conjunto de factores ambientales y de exposición externos a los que estamos sometidos en nuestra vida y que impactan sobre nuestro genoma.
Según la OMS, las enfermedades debidas a las condiciones del entorno suponen el 24% de la mortalidad mundial. La bioconstrucción aporta respuestas tanto a escala territorial y urbana como en la construcción y mantenimiento de edificios, siendo una estrategia de salud pública. Los objetivos para una salud pública deben ser abordados desde un punto de vista técnico y administrativo mediante la normalización y regulación. Pero en paralelo también interpela a conductas sociales y personales; es necesaria una comprensión de su globalidad a nivel de usuario, ya que muchos de estos factores dependen de las pautas de vida de las personas.
El diseño interior que incorpora pautas de bioconstrucción es una pieza fundamental en este engranaje, por eso conviene enfatizar su trascendencia. Existen muchos aspectos a resaltar: la higrotermia adaptada a nuestra biología, una óptima calidad del aire, la iluminación cronobiológica, el control de los contaminantes biológicos, la reducción de la estática, el diseño de instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones biocompatibles… A continuación detallo algunos de estos criterios que se pueden trabajar desde el diseño interior.
Riesgos biológicos
Los mohos, levaduras, bacterias y virus son microorganismos que principalmente se encuentran y reproducen en espacios con alto contenido de humedad. Forman parte de la vida natural, pero el problema surge cuando en los espacios interiores se encuentran en altas concentraciones, pudiendo deteriorar los sistemas constructivos, afectando al sistema inmunológico, respiratorio y digestivo de las personas.
Generalmente su presencia se produce debido a soluciones constructivas deficientes, faltas de ventilación, que provocan un exceso de humedad ambiental y un uso y mantenimiento inadecuado de los espacios. Por eso es muy importante trabajar con materiales y sistemas que eviten la aparición de humedades así como optimizar la ventilación.
Riesgos físicos
Existen múltiples variables físicas. Algunas forman parte de la interacción de las personas con el espectro electromagnético y otras con campos continuos. Algunas de ellas:
Radioactividad. Se trata de un fenómeno físico por el que determinados elementos químicos emiten una energía suficiente para ionizar la materia del medio que atraviesan. En la construcción, la radioactividad puede aparecer mediante la inmisión de gas radón o con el uso de materiales que contengan sustancias radiactivas. El CTE ya ha regulado la presencia de radioactvidad por radón, pero todavía no está traspuesta ninguna ley que minimice la presencia de radioactividad a través de determinadas piedras, cerámicas o materiales derivados con contenido radiactivo.
Campos electromagnéticos. La exposición a campos electromagnéticos no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, en las últimas décadas la exposición ambiental ha aumentado de forma considerable acorde a la creciente demanda de electricidad, el constante avance de las tecnologías inalámbricas y los cambios en los hábitos sociales.
Desde el diseño podemos hacer mucho para reducir estos impactos, realizando instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones biocompatibles. No se trata de negar la tecnificación, sino de implementarla con estrategias de diseño y tecnologías que minimicen la exposición a estos agentes que demuestran no ser inocuos sobre la salud de las personas.
Estática. El cóctel que se da en determinados espacios cuando se combina climatización por aire, exceso de pavimentos sintéticos no disipativos y una baja humedad relativa, favorece la aparición de cargas electrostáticas entre materiales. Este fenómeno está siempre presente en casos de Síndrome de Edificio Enfermo y es causante de la Lipoatrofia Semicircular. Un diseño holístico permite anticiparse a estos problemas, tomando decisiones que aúnan las propiedades físicas de los materiales con las condiciones climáticas resultantes de las instalaciones.
Iluminación. El sentido de la vista es clave en la percepción espacial, pero más allá de ayudarnos a percibir nuestro entorno, la luz regula el reloj biológico humano; la calidad lumínica incide directamente en el comportamiento de las personas y su salud. Por tanto, no se trata sólo de diseñar espacios armónicos a la vista, sino que sigan el ritmo, intensidad y calidad de la luz solar. Más allá del grado de iluminación mínimo (lux) recogido en diferentes normativas técnicas, es necesario prestar atención a la temperatura de color, el índice de reproducción cromática y otros factores de diseño lumínico que aseguran un acompañamiento cronobiológico a las funciones vitales.
Riesgos químicos
Con el fin de mejorar las prestaciones de los materiales de construcción, cada vez se utilizan más aditivos sintéticos. Dependiendo de su composición química, pueden generar efectos adversos sobre la salud. A grandes rasgos se encuentran los VOCs (hidrocarburos presentes en estado gaseoso a temperatura ambiente normal), los COPs (compuestos químicos no volátiles o semivolátiles que se depositan sobre las superficies) y las fibras y partículas.
Los VOCs se encuentran en materiales muy habituales en la construcción, como pinturas, lacas, espumas, aislamientos, siliconas… Su nivel de afectación es variable, pero pueden producir desde irritaciones a problemas respiratorios y lesiones en el sistema nervioso central. El formaldehído es el más conocido y regulado, y está clasificado por el IARC en el grupo 1, como sensibilizante y carcinogénico en humanos.
Los COPs suponen una amenaza para la salud humana y el medio ambiente debido a su persistencia y bioacumulación. Muchos COPs están declarados como potenciales carcinógenos y disruptores endocrinos. Se depositan en los tejidos adiposos de los seres vivos pudiendo afectar al sistema inmunológico, hormonal y nervioso. En general están presentes en los biocidas (pesticidas, bactericidas…), en los productos ignifugantes (especialmente los bromados) y en los plastificantes (vinilos, PVC, ftalatos…). Por tanto, forman parte de infinidad de productos: moquetas, aislamientos, plásticos, espumas, tejidos, equipos electrónicos…
Las fibras y partículas son contaminantes dispersos en el aire en forma de polvo o aerosoles, de entre 10 y 100 µm. Dependiendo de su tamaño, pueden ser retenidos por los filtros naturales o, como es el caso de las partículas inferiores a 10 µm (PM10), pueden penetrar en el sistema respiratorio, llegando a los bronquios causando diversas patologías.
Como caso paradigmático dentro de las fibras está el amianto: sus efectos adversos sobre la salud están recogidos en la literatura científica desde principios del s.XX, es un reconocido cancerígeno, pero en España no se prohibió su comercialización hasta 2001 y actualmente la mayoría de materiales que lo contienen han llegado al final de su vida útil y su capacidad de transmisión deja de ser de ámbito laboral y pasa a ser medioambiental y de salud pública.
Todos estos contaminantes químicos nos llevan a la necesidad de tener que familiarizarnos con los componentes de los productos de construcción y a rechazar aquellos materiales que contengan compuestos químicos que produzcan efectos adversos sobre la salud. Los materiales naturales suelen ser los más recomendables.
Riesgos psicosociales
Los condicionantes psicosociales del diseño arquitectónico se abordan desde distintas disciplinas. Las neurociencias aplicadas a la arquitectura analizan la respuesta cognitiva de nuestro cerebro frente a diversos estímulos externos. Otra estrategia es la biofilia, o la defensa de la vegetación como un sistema constructivo en sí mismo, con beneficios tanto perceptivos como higrotérmicos, acústicos…
También la accesibilidad universal; no sólo de movilidad, sino la inclusión de personas vulnerables, como por ejemplo las afectadas de enfermedades de síndrome de sensibilización central o enfermedades neurodegenerativas.
Otro punto clave es la tipología: cada vez hay más diversidad de unidades de convivencia atrapadas en tipologías edificatorias obsoletas que necesitan mayor flexibilidad, inclusividad y equidad de género.

Normativa y regulación
La Norma Técnica de Medición en Bioconstrucción es la gran referencia que define cuáles son los valores límite a nivel biológico de:
- Campos, ondas y radiaciones (campos electromagnéticos, radioactividad, perturbaciones geológicas, ondas acústicas y luz).
- Tóxicos domésticos y otros agentes contaminantes en el ambiente interior (formaldehido, disolventes, pesticidas, metales pesados, partículas y fibras, temperatura, humedad, oxígeno, dióxido de carbono, presión atmosférica, movimiento del aire, ionización, electricidad atmosférica, olores y tasa de renovación de aire).
- Mohos, hongos, bacterias, ácaros, etc.
Más allá de esta referencia clave, existen otras normativas de obligatorio cumplimiento que demuestran que estos factores son reconocidos y medibles. En España existe la norma UNE 171330:2014 de Calidad ambiental en interiores, de obligatorio cumplimento para proyectos que cuenten con instalaciones de más de 70 kW, y regula como parámetros obligatorios unos valores de confort y límites sobre evaluación higiénica de los sistemas de climatización, temperatura y humedad relativa, dióxido y monóxido de carbono, partículas, bacterias y hongos en suspensión. Como parámetros complementarios también define ciertos parámetros de iluminación y ruido ambiental, campos eléctricos y electromagnéticos, electricidad estática, formaldehido, ozono, VOCs, olores, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y radón. Por lo tanto, las variables que tratan temas de salud ya existen en cierta manera en el lenguaje normativo.
El Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente, publicado recientemente, contextualiza la importancia de garantizar una buena calidad ambiental interior, especialmente la relativa a contaminantes químicos. Y el marco europeo Levels, así como las futuras Directivas de Eficiencia Energética en Edificios (EPBD), vienen a actualizar los códigos técnicos europeos integrando algunos temas de salud, aunque evidentemente la visión global que ofrece la bioconstrucción siempre tendrá una mirada mucho más amplia y meticulosa.
El valor del usuario
Cuándo, cuánto y cómo ventilar, qué productos de limpieza utilizar, cómo elegir una pintura, a qué temperatura poner el termostato, qué electrodoméstico elegir, cómo mejorar las conexiones tecnológicas son detalles sobre los que todo el mundo debería tener unos conocimientos básicos para poder elegir con coherencia medioambiental, así como de confort y salud.
Para concluir
Los cambios tienen que ir de arriba abajo, pero también de abajo a arriba: ¡todas las personas son agentes de cambio! Es clave que las personas usuarias habituales sepan utilizar y conservar los espacios que habitan para poder mantener en el tiempo los criterios de confort y salud.
El Instituto Español de Bioconstrucción (baubiologie.es) organiza seminarios de especialización de Diseño de Interiores en Bioconstrucción que tratan sobre los aspectos referidos en este artículo.