¿Cómo es vivir en una casa ecológica? Esta es la pregunta que nos hemos hecho en EcoHabitar, después de casi 20 años hablando de casas ecológicas. Ya ven ustedes… ¡alguna vez tenía que ser la primera!
Después de hablar con tantas personas, familias, autopromotores/as y autoconstructores/as hemos seleccionado un puñado de experiencias, de realidades muy diferentes que os queremos relatar con sus propias voces. Hay muchas más pero no nos cabían…
Plantearse hacerse una casa ecológica, con criterios de bioconstrucción, es toda una aventura, quizás una de las más importantes, en cuanto a economía y salud, en la vida de una persona o una familia.
Tiempo y dinero que no abundan y que hay que administrar con inteligencia. No vamos a negar que en el arduo camino hay escollos, a veces difíciles de sortear y que nos pueden hacer temblar, dudar y querer tirar la toalla. Encontrar buenos profesionales nos ayudará en esta tarea. Y aunque hace años no era tan sencillo, ahora, en nuestro país, hay ya muy buenos profesionales, y muy preparados, para ayudarnos en esta tarea.

Casa Navarrevisca
Salvador es profesor en la Universidad de Alcalá y tiene dos adolescentes. Su vivienda está situada en Navarrevisca, al sur de la provincia de Ávila.
Decidieron construirla siendo consecuentes con la forma en la que piensan. Su comida es ecológica, la ropa y otros productos que consumen son ecológicos, y si no lo son, buscan que sean respetuosos con el medio ambiente y siempre que sea posible de comercio justo. La idea de construir su casa no era que únicamente fuera ecológica, también que tuviera un bajo consumo de energía y la mayor autonomía posible con respecto a insumos externos. Consideraban que el aislamiento era muy importante para tener un consumo eléctrico bajo, y querían contar también con fuentes renovables y cercanas.
“Al principio miramos las casas passive house y visitamos alguna vivienda piloto, pero nos dimos cuenta de que eran muy poco ecológicas y que utilizaban materiales que no había en el entorno. La calefacción por aerotermia nos pareció bastante dependiente de la electricidad, nos dimos cuenta de que si fallase una bomba o un aparato nos quedaríamos sin calefacción. Para la circulación de aire sucedía lo mismo, y el hecho de estar muy bien aislada y muy controlada para que no hubiera intercambios de aire, hacía que circulase poco de fuera a dentro. Así pues necesitaba un montaje muy sofisticado y los materiales utilizados no eran completamente ecológicos…, sí es cierto que resultaba un consumo bajo de energía, pero todo muy era muy complejo“.
La dificultad de encontrar profesionales
Descartada esta opción buscaron de nuevo y encontraron a la arquitecta Anahí Asenjo que les puso en contacto con el aparejador. Querían que los constructores fueran locales y con experiencia, aunque al no encontrar a nadie con ese perfil, se decantaron por contar con gente ilusionada y motivada por construir algo así. “Ha sido la más fácil de las diferentes opciones que tuvimos”.
Del proceso siempre se puede aprender, aprendieron de los arquitectos y constructores, por ejemplo a colocar bien la piedra, colaboraron en diversos momentos aportando ideas, como el uso de cemento-mezcla para los bloques de Cannabric aumentando así la masa de inercia térmica. «La verdad es que ha sido bastante interesante”.
Planificada inicialmente como una vivienda a tiempo completo, está siendo usada en su mayor parte como una segunda residencia, «aunque yo, cada vez más, vivo largas temporadas en esta casa, ya que puedo teletrabajar aquí una gran parte del tiempo. Mi familia viene muchísimo, pero no hacen su vida cotidiana aquí ”.
A veces no simplifica la vida
Cambiar a una casa ecológica supone un gran cambio, a veces no tan favorable. Les encantan las zonas comunes que se han creado, en invierno lo caliente que es y en verano lo fresca, aunque en lo referente a la calefacción el planteamiento es completamente diferente ,«en un piso no tienes que pensar en la leña, el calor sale mágicamente de los radiadores, no tienes ni que cortar la leña, ni almacenarla, ni secarla, ni limpiar la chimenea todos los días. La estufa de leña da trabajo. Estamos muy contentos con la elección, no la cambiaríamos, pero eso de simplificar la vida… cero. La vivienda es grande lo que implica más trabajo en limpieza. Da más trabajo que vivir en un piso, desde luego”. En relación a los materiales están encantados con la elección que hicieron y no cambiarían nada.
En la primera planta cuentan con una cocina abierta a un salón, una habitación, una pequeña despensa y un baño, y en la segunda planta disponen de cuatro dormitorios y una pequeña biblioteca. Tienen una cocina económica y una estufa de inercia térmica que incorpora un banco caliente y un horno de leña.
Y mantener la tradición familiar…
Cuenta con dos plantas y un sótano de 70 m², más unos 30 dedicados a bodega donde vinifican el producto de una pequeña viña familiar, y una terraza en la parte trasera. “El terreno antes era una huerta y nosotros hemos querido mantener la tradición de nuestros abuelos, por lo que hemos hecho nuestra huerta aquí también y hemos plantado árboles frutales”.
Aprovechan la luz solar
Han instalado paneles solares de 1,5 kW, no cuentan con almacenamiento en baterías, por lo que aprovechan la energía que producen durante el día para utilizar los electrodomésticos y pequeños aparatos eléctricos.
Está muy bien aislada del exterior: una envolvente de ladrillo de adobe de 15 cm de Cannabric, 8 cm de corcho y entre 25 y 35 cm de piedra recuperada hacia el exterior. Cuenta con mucha inercia térmica, de tal forma que se mantiene caliente en invierno y fresca en verano de manera natural y sin cambios bruscos de temperatura.
Este proyecto puedes verlo aquí
Superficie construida: 170 m²
Habitantes: 4
Año de construcción: 2019
Ávila.

Una casa de cob
Ana y Pedro nos explican que las casas de su pueblo son de adobe y querían que su vivienda también lo fuera. Habían gestionado algunas posibilidades con fabricantes y profesionales locales, pero no estaban convencidos con los resultados que les presentaban. “Al final no conseguimos encontrar a quien quisiera construir así, pero Mateu Ortoneda nos propuso construir en cob y nos pareció una buena opción”. El cob es una técnica de construcción tradicional con arcilla, arena, fibra vegetal (paja) y agua. Fueron los promotores de esta vivienda que, de momento, es su segunda residencia. La construcción se encuentra en un pequeño pueblo de la comarca de Calatayud, Zaragoza y se inició en abril de 2008, en la que Mateu Ortoneda fue el constructor y María Fígols dirigió la parte técnica. Las obras finalizaron en agosto del 2009.
Ana es ingeniera técnica eléctrica y Pedro es abogado, tienen una hija que actualmente estudia un máster. En el proceso tuvieron buenos apoyos y aprendieron sobre los diferentes aspectos de una construcción. “El artífice de todo el proceso fue Mateu y contamos el apoyo técnico de María Figols. Nosotros participamos bastante y aprendimos muchísimo, tanto de construcción como de los múltiples saberes de Mateu, con el que mantenemos una buena amistad desde entonces”.
La vivienda cuenta con sala de trabajo, comedor, cocina, dos habitaciones y un baño con estufa y horno de leña. Si volvieran a construir estudiarían otra forma de resolver el forjado entre los pisos, el actual transmite mucho el ruido. Consideran toda la obra, el sistema y los materiales, como una buena y acertada decisión.
“Vamos todos los fines de semana. Yo creo que si fuera otra casa no iríamos tanto, pero en ella la sensación de bienestar es inmediata, igual en invierno que en verano lo que resulta muy placentero”, comenta Ana.
Superficie construida: 170 m²
Habitantes: 3
Sistema constructivo: cob.
Año de la construcción: 2009
Zaragoza.

Casa Medusa, el Bolao
Vivir compartiendo ha sido una opción que han tomado dos familias, en una época en que esta forma de vivir está en pleno desarrollo y vemos que tiene un brillante futuro.
Fani y Dani llegaron a la Sierra hace 13 años buscando un lugar donde la crianza fuera más amable que en Madrid y poder estar en contacto con la naturaleza, apasionados de la Pedriza desde la juventud, eligieron esa zona.
Fani, Dani y sus dos hijas, Una y Claudia, comparten parcela con Lucía y Miguel y sus tres hijos, Tomás, Bruno y Carmela, en la parcela El Bolao.
Una vivienda ecológica
Las dos viviendas se encuentran en El Bolao, al pie de La Pedriza y La Maliciosa, en la sierra norte de Madrid. Creen en la importancia del bajo impacto medioambiental y buscaban la posibilidad de reducir costes de mantenimiento y un bajo consumo de energía, “decidimos hacernos una vivienda ecológica porque creemos en la importancia del bajo impacto medioambiental, además, queríamos rodearnos de materiales naturales que potencian el bienestar físico y mental”.
El proceso de diseñar el hogar en comunidad
Diseñaron sus dos viviendas de forma comunitaria, todas las personas que iban a compartir espacios, junto con la gente de SATT fueron plasmando cómo querían vivir y qué aspectos eran importantes, en el caso de la familia de Fani, por ejemplo, querían que el sol entrara por la mañana en la cocina y por la tarde en el salón. Con ayuda del equipo de arquitectura fueron descubriendo poco a poco qué les gustaba, Iñaki interpretó muy bien cuáles eran sus necesidades y su forma de vida, “nos iba escuchando y entendiendo, ya que aún siendo un conjunto de personas cada una tenemos nuestras propias características, y él supo aunar todo ello”.
De estos procesos han aprendido sobre la bioconstrucción, materiales…, “sobre cuestiones técnicas de construcción que no sabíamos, sobre reducción energética y, sobre todo, hemos aprendido a escucharnos y a construir pensando en el bien común”.
Una de las cosas que valoran es vivir con confort térmico con una temperatura más o menos constante, no levantarse por la noche para ir a la habitación de los hijos y morir de frío por el camino, “para ello, gestiono mi calor con el aporte de leña diaria que necesito según la temperatura exterior y/o si hay sol”, Fani considera que este tipo de calefacción hace que seamos más conscientes de la utilización de recursos naturales y aprovecharlos de manera eficaz, “desde mi punto de vista, así estás un poco más en contacto con la naturaleza y con el ciclo de la tierra”.
Otro aspecto que valoran es el revestimiento de barro, que hace que la casa sea mucho más cálida y que ella misma regule la humedad interior. La vivienda cuenta con cocina, salón, una habitación y una pequeña despensa, en primera planta. En la segunda 4 dormitorios, un altillo y un baño.
“Para mí, la casa no es un simple espacio que habito, sino que siento que es parte de nuestra identidad y que va evolucionando con nosotros, de alguna manera es como una prolongación de nosotros mismos”.
Superficie construida: 170 m²
Superficie: 170 m²
Habitantes: 4
Sistema constructivo: estructura de madera, muros de carga de termoarcilla y SATE.
Año: 2016
Sierra Norte de Madrid.

Casa Boomerang, el Bolao
Fueron dos proyectos distintos en la ejecución, pero con la misma filosofía.
Las casas se adaptaban a sus necesidades y forma de vida, tenían claro que una parte de las viviendas las querían construir con sus propia manos, así que realizaron dos pequeñas construcciones anexas a las casas que iban a servir de almacén, trabajaron durante dos semanas. También se unió el equipo completo del estudio. Las casetas las construyeron con estructura de madera y cerramiento en paja y barro.
Esta forma de construir permitió que muchas manos pudieran participar en el proceso, desde pequeños hasta mayores, incluso vecinos del pueblo, con y sin experiencia previa. “Ser dos familias y dos viviendas nos ayudó a no estancarnos y disfrutar más del camino”.
La familia de Lucía y Miguel comparten la parcela con Fani y Dany, en la Sierra de Guadarrama. Construir en ecológico fue la consecuencia lógica de una forma de entender su relación con el mundo. Consideran que al construir en ecológico todo son ventajas, en cuanto a la eficiencia y el bienestar. Ambos son profesores de Bellas Artes y Miguel fotógrafo, tienen dos hijos y una hija, Tomás, Carmela y Bruno.
Durante el proceso han aprendido que todo lo que se puede imaginar tiene solución técnica y muchas cosas que en el proceso parecen importantes, luego no lo son tanto.
Como punto principal del proceso, destacan, pusieron mimo a la orientación de la casa, “que influye muchísimo en el confort térmico”.
Comodidad y bienestar, compartir…
«La casa se ha adaptado a la familia, no nosotros a la casa, como suele ser habitual”. Siguen viviendo igual, pero con más comodidad y con un bienestar térmico que nunca habían tenido en las anteriores casas. Lucía y Miguel pasan mucho tiempo en casa por su trabajo. Las zonas de convivencia son amplias y la zona de cocina y el salón con la chimenea es el espacio donde más tiempo disfrutan.
Compartir con otra familia simplifica mucho el día a día. A nivel logístico ser 9 personas proporciona muchas posibilididades, «esto lo hemos notado, sobre todo, durante el confinamiento, que todo han sido ventajas. De alguna manera nuestra familia ha crecido y los hijos de ambas viven casi como hermanos”.
De momento no realizarían ningún cambio. Cuando diseñas una casa estás viviendo un momento concreto que luego puede cambiar, en la base, la casa sigue siendo un lugar acogedor y muy adaptada a nuestra familia. Comentan que “la parcela es grande y tiene mucha versatilidad para afrontar posibles cambios”.
Superficie habitable: 135 m²
Habitantes: 5
Coste: 300.000 € con la parcela incluida.
Sistema constructivo: estructura de madera, termoarcilla, barro y sistema SATE de corcho natural.
Año 2017
Sierra de Guadarrama.

Rehabilitación integral en Madrid
Rehabilitar es una opción que está tomando fuerza en las ciudades, una opción que permite dar valor a edificios antiguos, reutilizando y reusando materiales y aprendiendo de antiguas formas de construir. Cristina quiso rehabilitar su nueva vivienda en cuanto se independizó. La vivienda rehabilitada está en un edificio de 1890 que se encuentra en pleno corazón de Madrid, en la popular calle Huertas. Decidió que fuera ecológica “por conciencia con el medio ambiente, pues todo lo que está en nuestras manos, deberíamos hacerlo así siempre”. La adquirió y reformó durante su etapa de soltera, solo la disfrutaba ella, las dimensiones no permitían otra cosa, pero la experiencia no pudo ser mejor, ahora la mantiene para uso familiar casual. Cristina trabaja supervisando el desarrollo de productos. Son 4 miembros en la familia, su marido y sus dos hijos.
Afinar con las y los profesionales
Para la reforma recurrió a profesionales, entendiendo que era necesario que tuvieran el concepto claro, cierto nivel de compromiso y experiencia. Acudió a Sucursal Urbana ya que hubiera sido imposible hacerlo sola y comprendieron sus necesidades al instante, «de un lugar pequeño hicieron la vivienda más acogedora, cómoda y especial que nunca hubiera imaginado. Cada detalle estaba perfectamente pensado, y además de ser una casa muy funcional (por su tamaño era absolutamente necesario), yo quería que tuviera un componente estético importante y, desde luego, lo consiguieron». La mezcla de materiales y colores elegidos evocan todo tipo de emociones, creando el espacio singular que Cristina quería.
Y por supuesto la salud. En una ciudad es importante cuidar la salud geoambiental, por lo que incluyó un estudio de radiaciones realizado por Fernando Pérez de la Fundación Salud Geoambiental. Se tuvo en cuenta la luz natural, la ventilación y las condiciones para distribuir los espacios, situando en las zonas más saludables los espacios de descanso o aquellos en los que se va a trabajar durante muchas horas. Instalación biocompatible y apantallamientos para CEM de baja y alta frecuencia, “todo ello para conseguir mi hogar sano”. Concluye Cristina.
Para atender nuestra casa es importante aprender
El aprendizaje y la evolución fueron constantes durante el proyecto, “me enseñaron sobre la importancia del aislamiento, la iluminación y la restauración, pues pudimos aprovechar muchos detalles de la casa original, que no esperábamos. También le enseñaron a comprender que no hay que renunciar a nada por tener una opción más saludable».
“Tras vivir en ella no cambiaría nada, no he tenido que cambiar ni renovar nada tras 12 años, tampoco ha necesitado mantenimiento alguno, los materiales elegidos, ecológicos en su totalidad, no han dado ningún problema. Considero que ha sido una muy buena decisión”.
Contar con soluciones que ayuden
Tan joven y recién independizada, el presupuesto lógicamente le preocupaba, por lo que se vio constantemente interpelada a buscar las mejores soluciones, el equilibrio perfecto entre calidad y coste, que tanto nos preocupa.
El mobiliario fue elaborado en gran medida a partir de elementos de desescombro del propio apartamento como fraileros, contraventanas, vigas… Para el baño se decantó por la técnica del tadelakt como revestimiento natural continuo. Se le aplicó jabón potásico y ceras naturales consiguiendo una superficie resistente al agua y muy duradera.
Superficie construida: 40 m²
Habitantes: 1
Habitaciones: 2
Coste: 60.000 €
Vivienda rehabilitada.
Edificio de 1890, reformado en 2010
Madrid.

Realizar el propio proyecto
Tras muchos años dando vueltas al asunto, consultar y tratar con varios arquitectos y arquitectas, realizar diferentes maquetas, estudios, diseños, etc., Gorka y Karmele decidieron realizar su propio proyecto, con un profesional que lo validó técnicamente y realizó los trámites de licencias y permisos oficiales. “Fue una reverenda agonía porque había que discutir con cada institución: Consorcio de Aguas, Diputación, Ayuntamiento…, y con sus funcionarios, sus técnicos…”. Llegaron a estar horas explicando lo que es un baño seco, una trampa de grasas o un techo verde “y ello en pleno siglo XXI y cuando hay directivas de la CEE en vigor sobre la obligatoriedad de realizar tejados verdes en todos los edificios institucionales con cubiertas planas desde el año 2019. A más burocracia, menos democracia”, se lamenta Gorka.
Gorka es paisajista-jardinero-agricultor, creador de huertos escolares, domésticos y urbanos. Karmele, su compañera, es paisajista y agrónoma y juntos construyeron su hogar en 2017 en Bakio, Bizkaia. La llamaron Etxemorea, además de ser su residencia es una granja ecológica donde practican la agricultura biodinámica.
Querían realizar su proyecto, una casa donde habitar, acogedora, a su medida, un cobijo con alma y magia, y se pusieron a ello. Debía tener un diseño sencillo y que estuviera mimetizado en el paisaje, con iluminación natural, sencillez tecnológica, ventilación natural, materiales adecuados y mínimo mantenimiento, entre otras cosas. “Nuestra casa apenas tiene mantenimiento, ni tan siquiera se barniza la fachada, precisamente por ser ésta de madera de alerce”.
Desde que comenzaron a vivir en esta casa les cambió la vida. Pasaron de vivir en un piso a vivir en pleno monte, como quien dice, a pesar de estar solamente a un kilómetro de distancia del pueblo, “es todo un mundo. Fue un cambio radical como de 1 a 10, pero a mejor, rodeados de perros, gatos, gallinas, pájaros, corzos, jabalís…”.
Y ahora la felicidad
Antes tenían un horario de trabajo y ahora ya no tienen horas. Están todo el día, incluso sábados y domingos, haciendo cosas con las que, aunque acaban muy cansados, se sienten relajados y muy satisfechos. “Ahora no paramos de hacer cosas-trabajar, no sabemos cómo llamarlo. Es un estado como de felicidad plena y lo decimos sin complejos”.

Su hogar, la proporción áurea
Su casa de 120 m², tiene 13 m de largo por 8 m de ancho con un invernadero-entrada de 5 m largo por 3 m de ancho. Estas medidas de 13 x 8 y de 5 x 3 responden a la proporción áurea o número de Oro cuya relación es 1,168. (13/8 = 1,168, y 5/3 = 1,168), buscando que fuera lo más armónico posible. «En el montaje de la vivienda y el alma-zen tardamos 2 meses y 2 semanas”.
El presupuesto inicial era de 150.000 € aunque al final resultó bastante más barato, ya que muchas partes de la vivienda las realizaron ellos mismos. El sistema constructivo es un entramado ligero con estructura de madera. Para el riego cuentan con lagunaje para depuración de aguas y depósito de recogida del agua de lluvia; aerotermia para ACS, placas solares para el autoconsumo eléctrico, una estufa mixta de pellet-leña y nada más.
En la finca tienen un pequeño viñedo para producir txakoli, frutales ademas de malas-buenas yerbas, gallinas y otros animales.
El jardín y el consumo
Lo primero que hicieron fue desterrar las tijeras de podar, ahora es un huerto con árboles, arbustos y flores multicolor, lleno de las mal llamadas malas hierbas, 30 colmenas de abejas pecoreadoras, pájaros y mariposas picoteando por doquier, es decir, es un huerto-jardín autosostenible.
“Al menos es lo que intentamos hacer, sin comprar insumos, ni abonos, ni tratamientos mágicos palurdos con los que las multinacionales de los agrotóxicos cancerígenos nos quieren hacer esclavos de sus productos”.
Consideran que es un espacio que alimenta la vida y el espíritu, y que «ésta es la época de la resiliencia ante el colapso del sistema capitalista global y de la civilización consumista insostenible en el que estamos metidos todos. La amenaza más terrible para el sistema capitalista es dejar de comprar y pasar a plantar las propias lechugas. Creemos que el consumo puede cambiar el mundo, con modos de vida más simples, de pequeña escala, cambiando radicalmente de valores y de visión del mundo, buscando la vía de la simplicidad”.
El proyecto de esta casa puedes verlo aquí.
Superficie habitable: 120 m²
Habitantes: 2
Precio: menos de 150.000 €
Sistema constructivo: estructura de madera.
Año: 2017
Bizkaia.

Rehabilitación de un local. La salud que se siente
Marga Roldan cuenta con una cultura ecológica profunda. Además de otras muchas cosas es ingeniera y especialista en alimentación ecológica, también tiene un negocio en la calle Hortaleza de Madrid, en el que ofrece experiencias alternativas de yoga y talleres de cocina, entre otras actividades relacionadas con el bienestar.
Lo que tenía claro
Tenía muy claro que quería ofrecer un espacio agradable y sano, que fuera un ejemplo de que se pueden hacer las cosas de otra forma. El local era una academia con los acabados en pladur, bomba de calor, aire acondicionado, lleno de cables, halógenos y muy oscuro, aunque le aconsejaban que no debería hacerlo, eliminó todo ese material y empezó desde cero para crear un lugar diferente, otra historia.
Para ejercer su actividad Marga decidió crear este espacio con criterios ecológicos para disfrute de este ambiente, “a lo largo de mi carrera he encontrado mucha gente con problemas de salud relacionados con el lugar donde vive y me encantaba la idea de mostrar que se pueden crear espacios saludables”.

Los necesarios apoyos profesionales
Para esta reforma y para la creación del mobiliario de madera contó con el apoyo de una empresa de bioconstrucción, la experiencia fue compleja al ser ella misma la promotora y toparse con profesionales con voluntad, pero con poca experiencia en encargos de este tipo. Con todo, consiguió crear un local sostenible y libre de tóxicos.
En 2021, llevó a cabo otra reforma para crear una sala de terapias, cambiar el tipo de iluminación y algún detalle más. “Me puse a buscar por la red a alguien que hiciera reformas ecológicas en Madrid, fue casi imposible encontrarlo”. Hasta que descubrió la empresa de materiales Espacioeco de Juan Abia que le recomendó trabajar con la constructora Sucursal Urbana. Con Julio, responsable de obras, la experiencia fue fantástica. A pesar de las circunstancias adversas y los imprevistos, los resultados fueron incluso mejores de lo imaginado, “el trabajo ha quedado espectacular. Julio y Alejandra son profesionales muy implicados, se comprometen e investigan continuamente para estar al día en materiales y técnicas ecológicas. Y, sobre todo, asesoran desde el corazón e intentando reciclar lo máximo posible para evitar gastos innecesarios, los consejos que me han dado han sido buenísimos. Y me encanta su humildad y sinceridad”.
Imprevistos
Se detectó que en la sala había una gran contaminación electromagnética procedente del local de al lado, por lo que se decidió un apantallamiento en una de las paredes de la sala grande. «La diferencia es notable, las personas eligen de forma inconsciente ese lugar, cuando antes la mayoría evitaba estar cerca de esa pared».
Hace un mes tuvo un problema y se inundó el suelo, por lo que hubo que sustituirlo. De nuevo llamó a Sucursal Urbana para que instalasen la tarima de madera maciza de Espacioeco. “Repetiré con ellos siempre que tenga que realizar reformas, también los recomiendo a todos mis clientes”, tal es su satisfacción.
La cocina dispone de un sistema de filtrado de agua para beber, cocinar y limpiar los alimentos y una estufa de pellets.
Se ha cuidado el espacio al máximo, revestimiento, pinturas. Los muebles son de madera de restos de poda, de Sintala, el suelo de madera con protección de aceite ecológico, las tuberías y cables son libres de sustancias tóxicas, todo lo que se utiliza tiene criterios de sostenibilidad, ecología y salud.
“Se nota que hemos logrado crear un ambiente agradable y saludable porque a las personas que entran en el local, aunque tengan prisa, les cuesta marcharse”.
Superficie: 75 m2
Aforo del local: 50 personas.
Equipamientos: filtros de agua, ventiladores, estufa de pellets.
Año de la primera rehabilitación: 2016
Madrid.

Vivir con barro y paja
Construida por Fabi y Martín con el apoyo de carpinteros y albañiles, para aquellos trabajos que estaban fuera de su alcance, el sistema elegido fue el enquinchado, usando madera, barro y paja que se basa en la construcción de paneles tejidos con fibras vegetales, que se recubren o enlucen con morteros de barro. Situada en General Madariaga, Buenos Aires (Argentina), Martín y Fabi viven en esta casa desde hace 8 años,
“Fabi fue muy feliz construyendo esta casa, y como buena artesana realizó muchos trabajos especiales y delicados. Desde aquel año sabemos lo que es vivir en una casa sin humedad, en realidad la justa (entre el 45 y el 60%), la temperatura es ideal en invierno, 22 grados, la calefacción la conseguimos con una estufa de leña”.

Y llegaron los cambios…
Hace dos años la agrandaron, y por recomendación de Gernot Minke la obra se realizó con fardos de paja. La casa mejoró mucho más en lo que respecta a la acústica, confort, ruidos exteriores, temperatura, etc., “estamos muy satisfechos de esta mejora. Ahora seguiré ampliando y seguramente será con el sistema de fardos de paja”.
El necesario huerto, biodigestor y más…
En las construcciones rurales o en parcelas aisladas hay algunos equipamientos que no suelen faltar, ellos han mejorado su hogar con el huerto, el biodigestor, un termotanque solar y una estufa de leña. También realizaron un estudio de geobiología con ayuda de la radiestesia como herramienta, para un mejor dormir y vivir.
“La verdad, no nos arrepentimos en lo más mínimo de cuando decidimos, con todas nuestras dudas, pasarnos a una casa ecológica”.
Tras una experiencia tan positiva, Martín están asesorando a su profesora de yoga para construir una sala donde impartir sus clases, conformando un octógono que se realizará con fardos de paja y techo recíproco.
Superficie construida: 56 m2
Habitantes: 2
Sistema constructivo: enquinchado y balas de paja.
Año de construcción: 2013
Buenos Aires, Argentina.

Una casa pasiva para ayudarnos a interpretar la sinfonía de la vida
Esta es la tercera experiencia personal de Pablo como autopromotor. Él y su familia querían una casa pasiva, de espacios amplios y mucha luz. “Elegimos una buena parcela con óptima orientación y con la esquina oeste despejada. El solar era un erial en el que plantamos 20 árboles y reservamos una pequeña zona de huerta”. Pablo es compositor y emprendedor en el ámbito de la Cultura Regenerativa. Shanshan Wu es su compañera, tienen un hijo de 2 años al que llamaron Antonio Xanlin. Su hogar está en Las Cárcavas-Valdebebas.
Generar la propia energía
La casa es autosuficiente en electricidad y vierten a la red los excedentes que produce su instalación solar compuesta de 5 kWp de paneles solares, baterías de ion de litio de 10,5 KW, y un punto de carga para coche eléctrico.
No tienen calefacción ni aire acondicionado, la ventilación es a doble flujo, e instalaron persianas venecianas domotizadas, aunque han resultado decepcionantes por servicio y calidad. Recuperan el agua de lluvia almacenándola en un depósito de 5 m3, y el agua caliente se consigue mediante bomba de calor. En todo el proceso han cuidado los materiales, procurando utilizar los más ecológicos y naturales, pintura al silicato, suelo de madera FCS, etc.
Los cambios que llegan
Tras el primer año de habitar la casa constataron que necesitaban algunos apoyos en lo referente al confort térmico, así que instalaron un refrigerador evaporativo biocool para los días y noches más calurosos del verano, que ponen en funcionamiento unos 20-25 días. Y una estufa de pellets para los días más fríos del invierno que consume unos 10 sacos de pellets al año.
Han realizado algunos cambios en las instalaciones que generaban gastos y mantenimiento, y tampoco garantizaban un buen servicio, como eliminar el pozo canadiense por no estar garantizada la higiene de los conductos, y el depósito de pluviales que resultaba demasiado pequeño. “Ambos gastos prescindibles”, comentan.
Componen la vivienda dos dormitorios, vestidor, un baño en cada habitación, dos estudios donde trabajar y dos amplios salones con cocina incorporada. Una habitación para las baterías y demás aparatos técnicos, un lavadero y un trastero. El garaje para dos coches se ha situado en la zona norte. El sótano es un apartamento independiente.
Sentir la armonía con la vida
“Somos naturaleza, desde nuestra afinación personal elegimos interpretar la sinfonía de la vida en armonía con la infinidad de los otros instrumentos (aguas, aire, tierra, sol, seres vivos, …) cuya interpretación orquestada ha garantizado a lo largo de miles de millones de años la operatividad, mantenimiento, evolución y regeneración de la vida”.
Superficie construida: 252 m2
Jardín y patio inglés.
Habitantes: 3
Sistema constructivo: CLT (madera contralaminada) con SATE.
Año de construcción: 2018
Madrid.

De la ciudad al campo
No podrían vivir en un entorno que no estuviera alineado y en armonía con la vida.
Todo empezó con la inquietud por irse a vivir a un pueblo, así que dicho y hecho, vendieron su piso de Pamplona y se pusieron a buscar algo por los pueblos cercanos del norte de Navarra. Finalmente compraron un terreno en un pueblo del Valle de Ultzama y alquilaron una vivienda en el mismo pueblo mientras construían la casa, para que sus hijas fueran integrándose. “Los dos teníamos la inquietud de hacer una casa ecológica y Txumari, que es el manitas de la familia, empezó a investigar y le cautivó que fuese de paja”.
Edelweiss y Txumari tienen dos hijas Nayra y Aridane. Ella es administrativa y Txumari es cristalero y castañero. Se decantaron por la autopromoción porque querían participar en la construcción de su hogar. El arquitecto fue Iñaki Urkia, especialista en casas de paja muy conocido por sus trabajos. “Es una magnífica persona y muy cercana, en todo momento estuvo muy sensible a nuestras necesidades y a buscar la opción más económica, pero de calidad”.
Su filosofía es ir generando un entorno natural concienciados de la necesidad de cuidar el planeta y protegerlo, por ello eligieron construir su hogar en una zona rural.

Lograr el equipo adecuado y buenos profesionales
Para construir la estructura de paja y madera contaron con la plataforma de bioconstrucción 33 coop, concretamente Jorge García Ascaso y su equipo, todo resultó muy fácil, incluso en los momentos más delicados de la obra. En albañilería trabajaron con Construcciones Felix, con quien tienen una relación cercana y fluida. Asier Arregi, de Geobiotek, aplicó sus conocimientos de Geometría Solar y Lunar para dotar al hogar de vibraciones lo más en armonía posible con las personas y su entorno. Para la estufa contaron con Edu Marquina, que realizó un trabajo muy cuidado y de mucha calidad.
Hay que contar con las normativas…
La planificación del valle obligaba a construir dos plantas. Tuvieron problemas porque el terreno de 1.000 m2,era urbano no consolidado y un 10% del terreno pertenece al ayuntamiento. En la planta baja está la vivienda familiar, con la cocina, baño, dos habitaciones y un salón grande. La joya de la corona de la casa es la estufa de inercia con horno incorporado.
Se encuentran en evolución continua y tienen proyectos que se realizarán a su ritmo. La idea es poner paneles solares, un sistema de depuración de agua (lagunaje), wáter seco, horno de leña, paneles solares, ACS. Y una maravillosa huerta, árboles frutales y otras plantas que acompañen. “Realmente es una casa que va evolucionando con nosotros, como en el tema de la instalación eléctrica y de aguas, que irán mejorando poco a poco”. Tras 11 años de alquiler valoraron entrar a vivir y ante de terminar la segunda planta. Según nos cuentan, el cambio ha supuesto un ahorro energético muy importante, unido a la sensación de bienestar al habitar en una casa que está viva. “Te hace sentir más unida a la tierra”.
Superficie construida: 223 m2
Habitantes: 4
Coste: 180.000 €
Sistema constructivo: estructura de fardos de paja.
Año de construcción: 2019
Navarra.
Artículo publicado en la revista EcoHabitar nº 73 en primavera de 2022